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miércoles, 6 de noviembre de 2024

Impulso mas que natural

Que dos países con similares puntos de vista unan fuerzas no es nada extraño...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 25/03/2021
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Reunión-cancilleres-Rusia-China
Rusia y China seguirán trabajando en defensa de sus derechos y por el bien de toda la humanidad.

A las puertas del fin de la vigencia del actual Tratado de Amistad y Buena Vecindad entre Moscú y Beijing, y del manifiesto interés de los firmantes de concretar una unidad más estrecha y amplia en el futuro inmediato, los cancilleres de ambas naciones, Seguei Labrov y Wang Yi, acaban de reunirse en la ciudad china de Guilin para examinar justo la marcha de ese proceso.

Y lo hicieron imbuidos de dos propósitos: el primero, dar continuidad a un paso lógico dentro de su mutua práctica de diálogo y colaboración en las relaciones internacionales.

El segundo, también por lógica, porque ambos gigantes euroasiáticos están bajo la mira hegemonista de Washington y sus aliados como “dos blancos prioritariamente incómodos”.

Labrov viajó a China esta vez a horas de nuevos incidentes provocados por tales figurantes externos. En puridad, la ríspida y frustrada reprimenda que intentó la delegación oficial norteamericana hacia Beijing en el encuentro bilateral realizado días atrás en Alaska (pura injerencia en los asuntos internos chinos), y el calificativo de “asesino” que Joe Biden tributó gratuitamente contra el mandatario ruso, Vladímir Putin.

Todo, apenas pinceladas dentro de una política gringa que permanece asida a la prepotencia y el absolutismo globales, y que incluye sanciones unilaterales y grupales contra China y Rusia, cerco militar ante sus fronteras, y demonización de sus respectivas realidades y de su gente.

En el encuentro de ambos cancilleres también se llegó al consenso de solicitar una cumbre del Consejo de Seguridad de la ONU para analizar el “comportamiento destructivo” de Washington y sus socios, que comprende, entre otras medidas punitivas, penalidades “inaceptables” impuestas por los Estados Unidos y Europa, y “la politización del tema de los derechos humanos para inmiscuirse en los asuntos internos ajenos”.

Por demás, destacaron la necesidad de que la comunidad internacional defienda el multilateralismo para poder resolver los desafíos globales.

Decisiones políticas que, por supuesto, no obvian (ni sería de personas cuerdas hacerlo), el impulso económico y defensivo que caracteriza a Moscú y Beijing, de manera de calzar debidamente en el terreno sus aspiraciones de concretar un entorno mundial donde prevalezcan la ley, la convivencia pacífica, la colaboración mutuamente ventajosa, la objetividad y el sentido común.

Vale insistir que en realidad la estabilización global de tales preceptos es una urgencia universal, con más razón en un escenario marcado por la crisis sanitaria desatada por la pandemia de la COVID-19 y sus macizos golpes contra la economía, el comercio y la sociedad.

De hecho, el canciller ruso explicó que en este instante Rusia no mantiene vínculos institucionales con la Unión Europea “porque Bruselas se ha encargado de destruirlos”, al tiempo que, luego de los recientes insultos de la Oficina Oval a Vladímir Putin, el Kremlin advirtió que por el momento, y hasta que la administración Biden “no esté debidamente preparada”, no habrá contactos bilaterales al más alto nivel.

De manera que, a estas alturas de las circunstancias, nadie debería tragarse las historietas de la gestación de un renovado “Eje del mal” en el Este, sino ver las cosas como son: respuestas claras, firmes e indispensables de quienes quieren equidad y respeto entre iguales.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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