La celebración del III Gabinete Binacional de Perú y Bolivia muestra la posibilidad real de la buena vecindad y los negocios fructíferos entre gobiernos de distintas ideologías y posiciones políticas en América Latina.
El espíritu de entendimiento y de paz proclamado por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en 2014 en La Habana cobró cuerpo el pasado día 1.o cuando los presidentes Evo Morales y Pedro Pablo Kuczynski se reunieron en Lima, junto a sus respectivos ministros, para analizar temas de interés común y ejecutar obras de beneficio para los países suramericanos.
Morales, ex líder cocalero, jefe del partido Movimiento al Socialismo, mantiene posiciones políticas opuestas a las de Kuczynski, un adinerado banquero alineado a la derecha regional y amigo de Estados Unidos.
Sin embargo, y como demostración de que por encima de las ideologías puede y debe primar la unidad en beneficio de sus respectivas poblaciones, los dos mandatarios continuaron la práctica de este tipo de reuniones iniciadas en 2015 bajo el gobierno de Ollanta Humala.
Hasta la capital peruana viajó con su gabinete el mandatario de la República Plurinacional, que pasó de ser considerado el segundo país más pobre de América Latina para, luego del gobierno socialista, exhibir una de las economías más prósperas de la región, con un crecimiento anual cercano al 5 %, de manera sostenible.
Perú, por su parte, mantiene una estabilidad en su economía próxima al 4 %, informó el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), que consideró la cifra una de las más sólidas de los últimos años, a pesar de los continuos escándalos de corrupción que sacuden al gobierno de Kuczynski y que se remontan, los más recientes, a tiempos de Humalla, ahora en prisión por esa causa.
Uno de los aspectos sobresalientes fue el reconocimiento, por parte de los dos mandatarios, de la necesidad de ese tipo de citas, que recuerda, dijo Morales, los efectuados por los pueblos originarios de Latinoamérica para encontrar soluciones a problemas comunes.
Al respecto, el primer presidente indígena de Bolivia indicó: “Lo más importante es siempre estar juntos por nuestros pueblos. Algunos somos de pueblos milenarios, otros representamos a los pueblos contemporáneos, pero todos somos de la Patria Grande, somos de esta América Plurinacional”.
En sus consideraciones sobre este tipo de encuentros conjuntos recordó que, en el pasado, “los distintos pueblos que poblaban Suramérica se reunían para compartir el comercio y vivían en armonía con la Madre Tierra, en comunidad y solidaridad por la humanidad”.
En la agenda de análisis aparecían como ejes de la plataforma de trabajo binacional el compromiso de los dos gobiernos —uno de izquierda y otro de derecha— de alcanzar el desarrollo con inclusión social de sus pueblos, en su mayoría de origen indígena, por lo cual acordaron como línea básica, de cara al futuro, el fortalecimiento de la coordinación y cooperación en el ámbito educativo, laboral y de salud.
En estos tres sectores, Bolivia podría resultar de gran ayuda para los planes de Kuczynski de mejorar la calidad de vida de los más pobres —señaló en fecha reciente a la prensa—, pues la nación pluricultural dejó atrás hace años el analfabetismo (fue el tercer país de América Latina en aniquilar ese flagelo, detrás de Cuba y Venezuela), elevó el nivel de vida de sus trabajadores antes hostigados por el gran capital, y brinda salud gratuita y universal.
También se evaluaron temas de medio ambiente, seguridad transfronteriza, desarrollo económico e infraestructura.
La Declaración de Lima suscrita por Morales y Kuczynski, luego de un día de sesión continua, dejó importantes acuerdos que beneficiarán a las poblaciones mutuas, en especial en el crecimiento de los empleos y el mejoramiento de las economías nacionales.
En un diálogo que, según los presidentes transcurrió en un clima de respeto, el gabinete binacional decidió la puesta en marcha del llamado Corredor Bioceánico Central, que comenzará en el puerto de Santos, en la costa Atlántica de Brasil, atravesará el territorio boliviano y concluirá en Ilo, cerca de la ciudad peruana de Tacna, que permaneció medio siglo en manos de Chile a consecuencia de la confrontación bélica de ese país contra Bolivia y Perú.
Tacna forma parte de un espacio denominado “Sur de Perú y Bolivia”, por lo cual se trabajará en un plan de desarrollo conjunto que incluya además a las regiones peruanas de Moquegua, Arequipa y Puno.
Según anunció el embajador peruano en La Paz, Félix Denegri, el ferrocarril tendrá una extensión de 3270 kilómetros y beneficiará a 6 de los 12 países suramericanos, por lo cual se le considera uno de los proyectos colectivos más ambicioso de este siglo.
En el primer esbozo de este megaproyecto, el tren que unirá la costa del Sur peruano con los puertos de Brasil atravesaba la Amazonía peruana, lo cual encarecía en miles de millones la obra.
La puesta en marcha del corredor permitirá que las exportaciones de Bolivia salgan por el puerto de Ilo, ya que hasta ahora la nación andina-amazónica carece de una salida propia al mar, perdida en la guerra con Chile de 1879 y reclamada ante el Tribunal de La Haya por el actual gobierno.
La terminal de Ilo tiene ahora una capacidad de un millón de toneladas al año pero ante los nuevos planes deberá crecer hasta 40 millones.
Para los bolivianos la puesta en marcha de este proyecto será de enorme beneficio, ya que ahora depende de los puertos que Chile le permita usar para tener acceso al Pacífico.
En un reciente acuerdo firmado con Lima, Bolivia redireccionó unas 60 mil toneladas de carga por la terminal de Ilo.
Los miembros del gabinete binacional también conversaron sobre la seguridad y defensa, en especial en las zonas fronterizas, y la limpieza del lago Titicaca, ya que su contaminación crece a un ritmo galopante que debe parar, tarea de interés para las dos naciones, así como la trata de personas.
La reunión de Lima sucede a las efectuadas en la urbe boliviana de Sucre, en 2016, y a la peruana del Cusco, en 2015.
Para el mandatario peruano, el III Gabinete Binacional resultó muy fructífero: “Hemos comprobado que solo la unidad de naciones permitirá que, cada uno a su estilo, los pueblos comiencen a cambiar su suerte”, afirmó.
La celebración de gabinetes ministeriales, con presencia de los jefes de Gobierno, es una práctica que Perú también mantiene con Ecuador y Colombia.
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