Pedro Sánchez, líder del Partido Socialista Obrero Español, PSOE, vio frustrada la aspiración inmediata de formar gobierno bajo su égida luego de no conseguir la mayoría de los 350 votos legislativos que debían darle esa posibilidad.
El debutante político se presentó ante el parlamento con el apoyo de solo 130 escaños, el producto de la sumatoria de los 90 curules del PSOE y los 40 del movimiento Ciudadanos, de derecha moderada.
En contra estuvieron 219 legisladores, de ellos los 123 del Partido Popular (de gobierno), 69 del izquierdista Podemos, y representantes de varias entidades regionales que rechazan el compromiso de Sánchez de no apoyar posiciones separatistas como, por ejemplo, la que enarbolan sectores políticos de Cataluña.
En consecuencia, todo queda listo para que este viernes el líder del PSOE retorne al podio congresional a intentar convencer a los presentes de la necesidad de promover un cambio en el país acorde con los postulados de su programa, en una segunda ronda de votación.
De no lograr su propósito, se abriría un espacio de incertidumbre y el monarca Felipe VI podría, en un lapso de dos meses, proponer a otro político o al mismo Sánchez un nuevo esfuerzo por integrar gobierno. Si la gestión no fructifica, entonces el parlamento sería disuelto y se convocaría a nuevos comicios generales en junio.
En consecuencia, España estaría abocada a enfrentar la prolongación de la suerte de vacío de poder que vive desde diciembre último, cuando se realizaron las más recientes elecciones.
Por otro lado, la imposibilidad de la izquierda de formar gabinete y asumir la conducción del país a partir de los constantes desencuentros entre el PSOE y Podemos, abre la posibilidad de que la derecha, encabezada por Mariano Rajoy, intente mantenerse en el gobierno, a la vez que da trigo a sus pronunciamientos de que los rivales son incapaces y resultan portadores de un mayor caos para la ya revuelta sociedad española.
Por lo pronto, Podemos, que acumula 69 escaños, insiste en que no acatará el programa suscrito por el PSOE y Ciudadanos, que establece una reforma constitucional que no considera positiva ni favorecedora de los intereses de la mayoría, a la vez que reniega de la política de Sánchez de oponerse a las tendencias independentistas en varias regiones del país.
En ese contexto parece que se llegará a la nueva y controvertida votación legislativa del viernes, en la que se augura que el líder del PSOE recibirá una nueva derrota y la izquierda verá disminuida seriamente su posibilidad de asumir la conducción nacional, con el inevitable aliento a los deseos continuistas de Rajoy y su desprestigiado PP.
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