La reedición del Plan Cóndor en la media derechista propone, en primera instancia, utilizar la mentira y la tergiversación de la realidad como medio de socavar la autoridad de los gobiernos y quebrantar el prestigio de los líderes revolucionarios o de quienes tienen posibilidades de acceder al poder.
Las muertes de los expresidentes Hugo Chávez (Venezuela) y Néstor Kirchner (Argentina) representaron un duro golpe para la izquierda latinoamericana, que aun precisa unirse más y crear sus propios mecanismos ofensivos, y no defensivos, para la desigual batalla que ahora mismo se libra en la región.
Estados Unidos conoce que los golpes militares ya no tendrían cabida en América Latina. Tras el surgimiento de gobiernos de nuevo tipo comenzó a desarrollarse al unísono un movimiento popular de masas que en la actualidad constituye un valladar, todavía en formación, pero que aún así darían batalla, ahora con nuevas experiencias, contra los militares traidores.
Asimismo, las poblaciones de América Latina han ganado conciencia de lo que representaría una vuelta al pasado aunque es destacable que aún hay porciones de las sociedades que creen en la media burguesa y en sus ideas de cambios al futuro. Las experiencias, como en Argentina, han sido negativas y dolorosas para la clase obrera.
LAS COORDINACIONES DE LA DERECHA A NIVEL REGIONAL SON IDENTIFICABLES
Estados Unidos aprovechó debilidades y fundamentó mentiras para criminalizar en sus medios a los más destacados dirigentes latinoamericanos, entre ellos, Dilma Rousseff, Brasil; Fernando Lugo, Paraguay; Manuel Zelaya, Honduras; desplazados del poder sin disparar un tiro. Mientras, intentaron derrocar sin éxito a Chávez, Rafael Correa, Evo Morales.
Su prioridad ahora es eliminar la Revolución Bolivariana de Venezuela y derrotar al presidente Nicolás Maduro, quien junto al pueblo revolucionario resiste una de las arremetidas más poderosas de la derecha mundial bajo una guerra no declarada, pero igual de letal.
A principios de esta semana, por citar un ejemplo, los grandes medios internacionales distorsionaron la verdad y mintieron de forma descarada al reportar el ilegal plebiscito de la oposición sobre el Asamblea Nacional Constituyente (ANC), exagerando el número de participantes el pasado domingo.
Desconocieron, en cambio, que ese día millones de venezolanos participaron en el simulacro de las elecciones del próximo 30 de julio para elegir a los miembros de la nueva ACN, una herramienta considerada por el oficialismo como la única capaz de salvar la paz en ese país.
Esta nueva forma de represión imperialista es llamada por los politólogos golpes blandos, solo porque no son sangrientos (aunque ojo con lo que ocurre en Venezuela), pero con los mismos objetivos que los militares.
En Argentina, por ejemplo, en una evidente combinación de poderes, el sistema de justicia que responde a los intereses del presidente derechista Mauricio Macri, intenta sin fortuna enjuiciar a la ex mandataria revolucionaria Cristina Fernández de delitos de diversa índole con un solo fin: desprestigiarla ante la opinión pública de su país, al que sirvió durante ocho años en la Casa Rosada.
Los periódicos que allí sirven a la poderosa oligarquía nacional repiten las mentiras contra la exmandataria, postulada ahora para el Senado en las venideras elecciones parlamentarias, en las que aparece como ganadora.
En Brasil, desde O Globo hasta el más pequeño diario conservador, enfilan sus cañones junto al Supremo Tribunal de Justicia contra el líder político más popular de ese país, Luiz Inacio Lula da Silva, que según las encuestas será el ganador de las presidenciales del 2018.
Si no eliminan a Lula da Silva, condenado por el juez federal Sergio Moro a nueve años y seis meses de prisión en primera instancia, y negado a recibir la apelación de la Defensa, de nada serviría, entonces, el golpe dado a la presidenta en 2016.
LA ESTRATEGIA DEL NUEVO PLAN CÓNDOR ES EVITAR A CUALQUIER COSTO QUE LOS LÍDERES REVOLUCIONARIOS RETORNEN VICTORIOSOS
Entre los puntos de la reconfiguración del Plan Cóndor aparecen, según el analista Miguel Jaimes dijo a la cadena multinacional Telesur, el enjuiciamiento a los líderes revolucionarios, ataques a la economía y los aparatos productivos (como hacen en Venezuela para crear la desesperación de la población y afectar los programas sociales).
Forman parte de la agenda el asesinato de líderes de base media y baja de los partidos socialistas y populares, como Berta Cáceres, en Honduras y Robert Serra, en Venezuela, así como de periodistas que defienden a los dirigentes revolucionarios y sus programas sociales, o se enfrentan a los grupos mafiosos de narcotraficantes que actúan como los verdaderos gobiernos. Ejemplo: México.
Otro punto del Plan Cóndor de este siglo trata de crear el terror en las sociedades, debido a la presencia del narcotráfico, cuyos principales jefes forman parte de las camarillas políticas, y operan fundamentalmente desde Colombia para instaurar un mercado hacia Estados Unidos.
Asimismo, la prensa internacional manipula el accionar de la juventud. Mientras lanza piedra contra los jóvenes chilenos que estuvieron dos años en las calles en reclamo de educación gratuita y de calidad, glorifican a los venezolanos manipulados por la derecha para que se manifiesten contra el proceso político revolucionario y los convierte en criminales, dándoles drogas y dinero para que asesinen a supuestos seguidores del chavismo.
El Plan Cóndor que en una de sus vertientes considera las renuncias presidenciales como otra fórmula de derrocamiento, mantiene en constante tensión a las sociedades latinoamericanas.
De la izquierda, del entendimiento que consiga sobre la necesidad de unirse ante enemigos poderosos y de ponderar el rol de los movimientos populares dependerá en buena medida que este nuevo cóndor caiga herido de muerte.
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