Millones de venezolanos están en las calles de los 23 estados del país para elegir a igual número de gobernadores, en unos comicios matizados por la hostil actitud de una oposición que ya avisó, si pierde, gritará al mundo que hubo fraude por parte de las autoridades.
Las declaraciones de voceros conservadores no tomaron por sorpresa a nadie. Ese es un hábito cada vez que hay comicios en Venezuela por parte de los partidos conservadores, la mayoría integrados en la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Si ganan, cantan victoria por los cuatro costados y denigran al gobierno legítimo de Nicolás Maduro, si pierden, consideran que hubo trampa y lanzan campañas mediáticas para confundir a los grande públicos.
Son 197 los postulados de fuerzas de la izquierda y conservadoras inscriptas en los que se consideran los comicios más importantes de los últimos años, pues de ellos dependerá la actitud de los enemigos de la Revolución Bolivariana hasta fines de 2018, cuando están marcadas, en principio, las presidenciales.
También, si gana el oficialismo, será una confirmación del apoyo del pueblo a la Revolución Bolivariana, símbolo de resistencia contra los planes globales del capitalismo mundial para derrocarla e implantar de nuevo el neoliberalismo en el país.
Los dos últimos meses estuvieron signados por la tranquilidad relativa, gracias a las decisiones adoptadas en la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) tras cuatro meses de acciones violentas de la contrarrevolución y sus bandas pagadas, que dejaron un saldo de 100 muertos y otros centenares de heridos, además de cuantiosos daños materiales en instituciones estatales y privadas.
Analistas coinciden que ante la contrarrevolución se plantean tres escenarios posibles, si, como piensan varios expertos, pierden en las urnas: declarar fraude, volver a las acciones violentas en las calles o, y la más improbable, sentarse a dialogar con el gobierno en busca de una conciliación nacional para solucionar los actuales problemas, lo cual podría incluir la convivencia de la ANC con la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, y en desacato.
Desde hace algunos días, voceros de la MUD están llamando a la abstención, con lo cual cavan su propia tumba, pues después del ejemplo dado por los revolucionarios el 30 de julio cuando ganó por votación universal, secreta y directa la instalación de la ACN, solo quedarían en sus casas los afines a la contrarrevolución. Y sin votos, no hay ganancia.
Estas elecciones, pautadas para diciembre, fueron adelantadas por la ANC para este mes, en aras de garantizar los cronogramas electorales y de aliviar la tensa situación política creada por la testarudez de los conservadores que ponen en práctica acciones ordenadas desde Estados Unidos, cuya presencia militar incluso reclamaron en una carta abierta.
Tras la llegada al poder del excéntrico Donald Trump, la Casa Blanca dictó sanciones de tipo diverso contra el gobierno legítimo de Caracas y amenazó con una probable injerencia militar, lo cual causó el rechazo no solo del Palacio de Miraflores sino de la población revolucionaria y de ciertos sectores derechistas menos radicales.
Pocas horas antes de que se iniciaran las votaciones a las 07:00 hora local en los 13 559 centros habilitados, -custodiados por fuerzas del orden público para evitar cualquier incidente- los contrarrevolucionarios sufrieron otra derrota en la Organización de Estados Americanos (OEA) con sede en Washington.
El pasado viernes, el secretario general de esa organización, Luis Almagro, acompañado de los prófugos venezolanos Ramón Muchacho y David Smolansky fracasaron en sus intenciones de instalar un ilegítimo Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) paralelo al existente en la nación suramericana.
Ese supuesto TSJ estaría integrado por abogados prófugos electos de manera ilícita por la AN –ahora bajo la jurisdicción de la ANC, como los restantes poderes venezolanos- pero sufrieron una humillación y repulsa por parte de los 33 países convocados.
La actitud de Almagro y su componenda generaron enorme malestar, lo que se evidenció “en la ausencia de todos los embajadores de los países miembros, incluidos los de gobiernos muy críticos a Caracas’, según reseñó la agencia española EFE.
Una nota de ese órgano refiere que “las banderas de los países miembros de la OEA y el logotipo oficial de esa institución fueron retiradas” de la sala donde en otras ocasiones también fracasaron otras intentonas de acuerdos contra la soberanía venezolana.
Un “no voy a hablar” fue la respuesta de Almagro al grupo de periodistas que lo esperaban a la salida del recinto para preguntarle sobre la legitimidad del inexistente Supremo paralelo al que está en pleno funcionamiento en Caracas, otro gran descalabro en su extensa lista de maniobras orientadas por Washington para tratar de desacreditar la institucionalidad existente en la nación suramericana.
Mientras la ciudadanía vota de manera organizada, más de 50 expertos internacionales en la materia, recorren los colegios instalados en el territorio nacional, además de representantes de los partidos interesados en acompañar el proceso.
Entre los miembros del Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica (Ceela), se encuentra Guillermo Reyes, quien destacó la “evolución positiva del sistema comicial venezolano” a propósito del acto comicial que supervisa junto a varios colegas de esa entidad.
En entrevista a la cadena multinacional Telesur, Reyes destacó que "El Poder Electoral, proceso tras proceso, demuestra un mejoramiento en generar condiciones de plenas garantías, de confiabilidad, de igual participación para todos los candidatos y organizaciones con fines políticos, con garantías plenas para hacer campaña en condiciones de paz, civismo y ante todo el respeto entre unos y otros".
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