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martes, 19 de noviembre de 2024

De vuelta a la hecatombe

Washington esgrime la represalia atómica como alternativa viable...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 08/02/2018
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arsenal nuclear
Los que años atrás creyeron en el no retorno a las épocas más álgidas de riesgo de destrucción nuclear deben estar boquiabiertos a estas horas

Los que años atrás creyeron en el no retorno a las épocas más álgidas de riesgo de destrucción nuclear deben estar boquiabiertos a estas horas, porque gracias a la “pasión hegemonista” que reina en la Casa Blanca la especie humana vuelve a sentir sobre el cuello la daga del exterminio atómico.

En efecto, según el “flamante” documento titulado “Revisión de la Postura Nuclear”, RPN, asumido por la administración de Donald Trump, desde este instante “los ataques no nucleares ahora podrían constituir un motivo para una represalia nuclear estadounidense” de manera que “una acción militar convencional que causase bajas masivas o tuviera como objetivo infraestructuras clave podría desencadenar una respuesta atómica”.

Y aunque se detalla que  “solo se consideraría el uso de armas nucleares en circunstancias extremas para defender los intereses vitales de los Estados Unidos y sus aliados y socios", los analistas subrayan la peligrosa particularidad de que “estas circunstancias extremas podrían ser catalizadas por ataques estratégicos no nucleares contra el país o sus intereses”.

Así, los arsenales atómicos, que además la Casa Banca planea “ampliar y modernizar al máximo”, ya no serían de único efecto disuasivo contra el uso de esas armas por un contrincante, sino que pueden entrar en acción ante cualquier operación militar que el Pentágono estime de una envergadura suficiente como para merecer una respuesta nuclear… En fin, que todo queda a discreción del pretendido agredido, nada reflexivo ni en sus cabales, por cierto.

Desde luego, la recién divulgada RPN aprovechó también para volver a cargar la mano contra Rusia y China, cuya contención e intimidación han sido declaradas como la prioridad militar de la administración de Donald Trump, descartando la “guerra contra el terrorismo” del lugar cimero que le fue concedido hasta hoy por los gobiernos posteriores a los sucesos del 11 de septiembre de 2001”.

“Rusia —precisa la nueva doctrina nuclear Made in USA— ha demostrado su voluntad de usar la fuerza para alterar el mapa de Europa e imponer su voluntad a sus vecinos, respaldada por amenazas nucleares implícitas y explícitas”,  en tanto China se muestra como un poderoso oponente internacional dotado de arsenales atómicos y con un creciente  y amenazante avance en la tecnología bélica.

Y justo desde Beijing, y previo a la aparición oficial de la citada RPN de factura norteamericana, fuentes oficiales y periodísticas recordaron que el Ejército Popular de Liberación, a pesar de contar con suficiente poderío atómico como para enfrentar el “acoso” de Washington, “tiene que reforzar y desarrollar una capacidad confiable de disuasión nuclear” con vistas a “mejorar el contrapeso estratégico de China, mantener su estatus de gran potencia y proteger la seguridad nacional”. Una tarea evidente, dicen las mismas fuentes, a partir del giro que contra Beijing y Moscú ha asumido la doctrina militar de los Estados Unidos en manos de la actual administración.

En consecuencia, aconsejan los expertos militares del gigante asiático, manteniendo el principio de no ser la primera en usar el arma atómica, China debe desplegar nuevas ojivas de combate y seguir perfeccionado sus lanzamisiles múltiples, como el denominado “vehículo de desplazamiento supersónico” o DF-17, que se considera superior a los que hoy poseen tanto los Estados Unidos como Rusia.

Mientras, los que ya vivimos tiempos candentes en lo que a la puja nuclear se refiere, al parecer no tendremos otra opción que “repetir la película”, esta vez más ampliada y complicada gracias al mismo orate encargado del renovado y explosivo guión.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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