La ex presidenta Cristina Fernández, que gobernó Argentina durante ocho años consecutivos hasta el pasado 10 de diciembre cuando asumió Mauricio Macri, retornó a Buenos Aires después de cuatro meses de silencio para reordenar el tablero político con la creación de un Frente Ciudadano (FC) integrado por los opositores de distintas tendencias a las actuales políticas neoliberales.
Ni un minuto desaprovechó Fernández en la ciudad que la albergó durante sus dos mandatos consecutivos.
Viajó a la capital federal, entre otras razones, a presentarse a la indagatoria a la que fue citada en el entorno de la causa por el dólar futuro, ante el juez federal Claudio Bonadio, para quien la ex mandataria tuvo fuertes palabras, le aclaró que tiene "absolutamente prohibido" actuar en política porque su opción es “administrar justicia igualitaria para todos los ciudadanos" y le comunicó su negativa a someterse a un cuestionario.
En su descargo, Fernández explicó que las acusaciones “no tienen el menor asidero jurídico y técnico" y recordó al magistrado sus "actitudes y otras intervenciones" en público que lo convierten en "arbitrario, parcial, orientado políticamente y no en cuanto a política judicial", publicó el diario Página 12.
Bonadio se prestó al plan de desprestigio de los líderes revolucionarios y progresistas de América Latina, orquestado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos para crear matrices de opinión con el fin de derrocarlos o evitar el retorno a las Casas de gobierno, si intentaran volver a postularse.
Acompañada durante el proceso por millares de ciudadanos, en un improvisado mitin en las afueras del Tribunal, la dirigente exhortó a sus seguidores “y a los que están en la acera opuesta”, precisó, a expresar su rechazo en las calles al modelo implantado por el millonario Mandatario, representante de la derecha local y regional y aliado de la Casa Blanca.
Fernández dijo a la multitud: “Me pueden citar 20 veces más, me pueden meter presa, pero lo que no podrán es callarme e impedirme estar con ustedes", en tanto alertó sobre el interés del gobierno derechista de detenerla y condenarla por delitos inventados por los medios conservadores de prensa.
“Si pudieran eliminarían la letra K del abecedario”, dijo a los manifestantes que no se movieron durante su discurso frente en la avenida Comodoro PY, a pesar de una fuerte e incesante lluvia.
Sin mucho preámbulo, la líder del Frente para la Victoria (FpV), perdedor por poco más de 300 mil votos en las presidenciales del pasado año, fustigó en su intervención el ajuste económico de Macri –más de 100 mil despidos hasta ahora, el endeudamiento de nuevo con los fondos buitre, y devaluación de la moneda, entre otras medidas-, y convocó a la creación de un Frente Ciudadano, en el que estarían representados los partidos de izquierda de diferentes tendencias, y sectores de la sociedad argentina.
Aún sin esclarecer detalles sobre la iniciativa política –que buscaría ganar las elecciones parlamentarias del 2017donde piensa presentarse al Senado- Fernández dejó claro que funcionará como un solo bloque de rechazo al gobierno Macri, que lleva a un declive social y del país que su esposo y presidente Néstor Kirtchner y luego ella, salvaron de la ruina económica dejada por el neoliberal Carlos Menem.
Según sus palabras, el Frente estaría integrado por todos los ciudadanos, sin considerar sexo, religión ni preferencia política, pero que se encargue de exigirle al Congreso los derechos de las conquistas adquiridas durante los últimos 12 años.
“Tomen la bandera y marchen adelante, y no esperen por salvadores ni Mecías”, solicitó a los argentinos, a quienes pidió unidad para defender a la nación de las "graves calamidades" hechas por el gabinete de Macri y su aliada, la oligarquía local y los grandes capitales foráneos en 120 días al frente del Ejecutivo.
En la Fundación Patria, un espacio desde donde dirigirá sus actividades políticas, Fernández se reunió con 70 diputados del FpV, a los que escuchó sobre las situaciones en las provincias, y concordaron en la necesidad de defender a los trabajadores, los más golpeados por la línea conservadora oficial.
Durante más de tres horas, unos 50 legisladores intercambiaron con la ex Mandataria, quien explicó de nuevo la necesidad de quebrar las estructuras políticas tradicionales.
“No se trata de un frente electoral, no se trata de posicionamientos de partidos políticos sino de buscar un ámbito para el debate más allá de posicionamientos individuales donde la prioridad sea buscar soluciones”, dijo al respecto.
Para la mayoría de los diputados, el encuentro resultó el comienzo de una nueva etapa como oposición, al decir de la diputada Carolina Gaillard, quien indicó que en la Fundación Patria, situada muy cerca del Congreso Nacional, la dirigente manejará su agenda política junto a sus colaboradores más próximos.
Para Fernández, la Fundación, donde quedará instalada una agencia de noticias, es un centro de formación de cuadros que pondrán en funciones la estrategia política del FpV
Durante su estadía en Buenos Aires, la ex presidente celebró un maratón de reuniones políticas con diferentes sectores, entre ellos los organismos de derechos humanos, a los que recibió en su departamento del barrio de Recoleta, y los abogados que pedirán un juicio político contra el juez Bonadio, el acusador ahora acusado.
También con 22 senadores (de 42), intendentes de Buenos Aires (52 de 55) y líderes sociales de las provincias, sindicatos y entidades sociales, estudiantiles y políticas, a fin de consolidar el Frente Ciudadano y demostrar que la nación cuenta con una fuerza opositora importante.
La reaparición de Fernández, sus planes y sus discursos, la sitúan ante su pueblo como el referente meridiano del sector político del cual quedaron huérfanos, en la misma medida que Macri dio sus primeros zarpazos sin que existiera un centro cohesionador.
Asimismo, quedó claro para el Partido Justicialista (peronista), al que ella pertenece, que no le interesa dirigirlo, menos aun cuando esa agrupación está inmerso en una pugna de poderes y que, se espera, se integre también en el Frente Ciudadano.
Mientras, el presidente Macri, su padre Franco y otros parientes aparecen involucrados en el escándalo de Papeles de Panamá, ya que, según diarios argentinos, son directores de una decena de empresas fantasmas y están relacionados con al menos otras ocho sociedades.
El portal de noticias InfoEconómico, entre otros, afirman que la última de esas compañías fue fundada el pasado año –cuando se candidateó a la presidencia por la coalición de derecha Cambiemos- y una gran parte de ellas está activa.
Las denuncias movieron el piso de la Casa Rosada, pues la situación puede desembocar, si se comprueban, en la destitución del jefe de gobierno por cargos de ocultamiento, evasión fiscal y corrupción.
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