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miércoles, 6 de noviembre de 2024

Chad despliega militares en el Sahel

Desde mediados de febrero tropas de Chad se encuentran en zonas fronterizas con Malí, Níger y Burkina Faso con el fin de reforzar la lucha contra los grupos radicales armados...

Julio Marcelo Morejón Tartabull en Exclusivo 22/02/2021
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Militares-región del Sahel
La consabida opción militar asumida solamente no resolverá todos los problemas de seguridad concentrados en la semidesértica región del Sahel. (Tomada de freepressinfo.com).

Las autoridades de N'Djamena prevén fortalecer la seguridad militar en la zona de la llamada área de las tres fronteras en la subregión semidesértica del Sahel con el despliegue de 1 200 soldados en posiciones donde enfrentarán a la amenaza yihadista.

El presidente, Idriss Deby Itno, ordenó la movilización consistente en principio en el envío de un batallón de fuerzas especiales antiterroristas a tres lugares que lindan con los vecinos afectados por las agresiones de los grupos radicales de distorsionada confesión islámica.

Así los primeros soldados llegaron y se establecieron en el área de N'Guigmi, en el linde entre Níger y Chad, y sin dudas ayudará a atenuar el problema, porque resolverlo como tal es más difícil, primero por su entramado, no solo militar, sino político, social y económico.

Las causas de la emergencia del radicalismo tienen una urdimbre que compulsa a la exaltación de una violencia de cariz confesional en lo externo, pero que internamente incorpora la rabia de sufrir la miseria, la ira de la frustración humana en una historia asociada con desmanes y explotación, así como con otros intereses exógenos indirectos.

Es decir, el yihadismo deviene la conclusión de un proceso, o al menos de una parte de este, pero al igual que incorpora múltiples factores también se manifiesta con acciones variadas, la violencia es la más simple, y al parecer la búsqueda del equilibrio es la más espinosa e incómoda, aunque pueda resultar a la larga la más prometedora.

“Ya estamos sobre el terreno”, declaró el ministro encargado de los Ejércitos, general Mahamat Abali Salah, quien acudió a N'Guigmi con los titulares de Defensa de los países del Grupo G5 Sahel, integrado por Chad, Mali, Burkina Faso, Níger y Mauritania, todos vinculados con la lucha contra el terrorismo.

“Cuando veo a estos hombres, estoy seguro de que ganaremos esta guerra. Creo que el ritmo se está acelerando sobre el terreno”, declaró Hananeh Ould Sidi, ministro de Defensa de Mauritania, uno de los Estados de la subregión saheliana menos afectados por el terrorismo con cariz confesional.

En otras ocasiones se anunció el envío de un contingente del ejército de Chad a esa zona, pero nunca se concretó hasta el 15 de febrero, cuando paralelamente N'Djamena, la capital chadiana, acogía una reunión cumbre entre los países del G5 Sahel y Francia, para hacer un balance de la lucha antiyihadista en la subregión. Estaba definida la intención, pero concretarla fue más difícil...

DECISIÓN DIFICIL

El batallón de fuerzas antiterroristas —opinan expertos— debió convocarlo el G5 Sahel y los socios occidentales desde el 23 de marzo del año pasado, cuando 98 militares perdieron sus vidas por un asalto de la secta integrista nigeriana Boko Haram contra las unidades militares en la ciudad de Bohoma, Estado del Lago Chad.

Pero las dificultades de diversa índole impidieron operativamente esa movilización que ahora deberán respaldar los demás miembros del grupo de cinco aliados, aunque se opina que el ejército de N'Djamena es el más fuerte y organizado de la subregión, y lo respaldan las tropas francesas desplegadas en el área por la operación Barkhane.

La presencia gala en el Sahel francófono divide criterios: por una parte están quienes la admiten, por otra, quienes la rechazan como vestigio colonial. Otros la aceptan como una necesidad para la seguridad, pero por un tiempo limitado, cuya duración deberían definir no solo los emisores, sino también los receptores.

París oficialmente (públicamente) tiene acantonados en la subregión unos 5 100 efectivos en lo que se considera cooperación para la defensa, de lo cual generalmente se negocia a puerta cerrada y que, cuando por su importancia trasciende, el debate es discreto.

De hecho, cuando se contó solo con la opción militar para la solución de los problemas de seguridad africanos, esos recibieron soluciones parciales. El caso del Sahel no es la excepción, que no deberá extenderse indefinidamente, pues ni se desea ni se resiste, y como asunto de vida o muerte sus implicaciones van más allá de las tres fronteras.


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Julio Marcelo Morejón Tartabull

Periodista que apuesta por otra imagen africana


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