Por: Juan Guahán
Salvo que uno sea un racista insensible, todos sabemos que los indígenas están excluidos de la sociedad y transitan sus vidas en medio de la mayor miseria y abandono por parte de las instituciones estatales y la indiferencia de gran parte de la sociedad. Tal vez ese desprecio al mundo indígena también nos haga olvidar que estos dos siglos de República no pueden negar la existencia de una vida anterior en estas tierras.
Hubo nativos que las poblaron durante varios miles de años antes de la llegada de los conquistadores. En una entrevista que le hizo el derechista Jorge Lanata al líder mapuche Facundo Jones Huala, para su dominguero programa “Periodismo para todos” (PPT), éste último le recordó que la existencia de sus comunidades es anterior al actual Estado Argentino. El sentimiento de superioridad de los blancos brotaba de las apreciaciones de Lanata. Ante el legítimo reclamo indígena sobre sus tierras, el mencionado conductor, en una interesada “ignorancia”, llegó a decirle que “la tierra es privada… desde siempre”.
De ese modo se niega la realidad histórica de los cambios (buenos y malos) que la humanidad recorre. Ni la propiedad privada es “desde siempre”, ni tampoco es “para siempre”. Los cambios son parte de la vida de nuestras sociedades. Estas cuestiones se están instalando en el debate actual dado lo ocurrido con Santiago Maldonado, un artesano que estaba llevando su solidaridad a los mapuches patagónicos. En esas circunstancias desapareció. Según los propios mapuches fue llevado por la Gendarmería. Esta institución lo niega y nada se sabe, oficialmente.
El gobierno parece aturdido. Tenía en marcha una metodología que le daba resultado. ¿Qué hacía? Aprovechando lo que llaman “la grieta, respondía a las demandas populares atribuyendo a sus adversarios políticos –fundamentalmente el cristinismo- la responsabilidad por sucesos que son producto de su propia responsabilidad.
Hay varios ejemplos de esta modalidad. Ante la prolongada huelga docente de la provincia de Buenos Aires difundió que la misma era responsabilidad del gremio y apuntando a la “grieta” política le respondió poniendo al frente de sus listas electorales –en esa provincia- a Esteban Bullrich, el Ministro de Educación que tuvo un rol más que significativo en ese conflicto. En otro caso, ante la masiva movilización producida por la CGT la semana pasada, respondió fulmíneamente echando a dos funcionario proclives a la negociación con los capitostes sindicales.
En este caso, cuando se produjo la desaparición de Santiago en medio de la represión a un conflicto con los mapuches, también estaba pretendiendo dar una dura respuesta a los sectores indígenas, mientras resolvía la situación, en acuerdo con el gobierno chileno, sobre el pedido de extradición de Jones Huala. Lo cierto es que el tema “se le fue de las manos”.
Por encima de “la grieta” que les servía como contención para bloquear la masificación de los reclamos por su accionar, ahora apareció un reclamo que parece difícil de absorber o ignorar. Una mayoría de la sociedad que se bancaba sus reacciones anteriores, en este caso no parece estar dispuesta a dejar pasar este hecho. La razón es muy sencilla. Esta desaparición fue incorporada al imaginario colectivo como un pésimo recuerdo del genocidio que vivió Argentina. La sociedad –por suerte- tiene memoria y no está dispuesta a dejar pasar este hecho y permitir que el mismo pueda ser “naturalizado”.
El gobierno tendrá que dar respuestas más concretas, si no quiere pagar en las urnas –dentro de menos de 50 días- este hecho aberrante. La masiva movilización del viernes y la circunstancia de haberse instalado la reivindicación, ¿Dónde está Santiago?, hasta en los masivos espacios futboleros indica la profundidad y extensión del reclamo. Por eso, el gobierno muestra confusión y no acierta a dar una respuesta, que lo saque del pantano en el que se está metiendo.
“Por la plata baila el mono”, una grieta cerrada
No son pocos los observadores políticos que piensan que la famosa “grieta” que divide la sociedad entre kirchneristas y macristas, de la que tanto jugo sacó y saca el poder mediático, se mantiene viva porque ambos sectores la abonan diariamente. De ese modo se estarían asegurando la continuidad de sus propios intereses, políticos y personales. No obstante lo dicho hay sitios donde tal “grieta” no se ve. Ese es el caso de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic que los chinos ejecutarán en territorio santacruceño.
Esa obra, ideada por el kirchnerismo, cuyo presupuesto ronda los 6.400 millones de dólares, sería ejecutada por una empresa china asociada con la argentina Electroingeniería, fuertemente ligada al kirchnerismo. Las mencionadas represas tuvieron distintos tipos de objeciones. Las más fuertes apuntaban al hecho que se trata de una obra pública que se inscribiría en la metodología de negocios típica de aquellos tiempos con fuertes sobreprecios y beneficios importantes para empresas próximas al oficialismo.
Otros cuestionamientos venían por el lado de un impacto negativo sobre el medio ambiente y no faltaban quienes entendían que su realización incrementaba –aún más- la influencia China en la zona patagónica. Al llegar Macri al gobierno intentó reorientar dicha inversión. Fue en ese momento que los chinos hicieron valer el peso de su presencia en otros puntos del país. Plantearon que se hacían las represas o se caían las otras inversiones. Eso le fue planteado a Macri en persona, durante su viaje a China y ahora se acaba de confirmar que las represas continuarán adelante.
Frente a esta realidad el gobierno avanza en el “Plan B” que consiste en encontrar mecanismos que relativicen la participación de Electroingeniería y permitan el acceso a las obras de otras empresas más “amigas” del actual gobierno.
Cristina ganó, volvió y atacó
¿Será un preludio de las elecciones de octubre o simplemente una brisa de verano, de ésas que preceden a las tormentas? No se sabe, pero lo cierto es que se confirmó lo que se venía diciendo: ¡Cristina ganó las PASO (lecciones internas) de la provincia de Buenos Aires! Es cierto que la diferencia fue mínima, apenas el 0,21%. Pero la importancia del recuento final es que dio vuelta el resultado que el macrismo había presentado como un triunfo propio, a las pocas horas de haberse cerrado la votación.
Con la publicación de los resultados definitivos de las PASO empieza a ponerse en marcha la campaña electoral para el próximo 22 de octubre. Durante estos días el cristinismo ha demostrado su capacidad de penetrar en el entramado de Florencio Randazzo. Ya ha logrado que un par de intendentes de ese sector se vuelquen a las huestes de Cristina. La propia Cristina se está presentando con un discurso más combativo respecto al gobierno de Mauricio Macri y dispuesta a intervenir en el sistema mediático más relevante, aunque no se trate de una prensa amiga.
El macrismo le responde con supuestos datos de encuestas según los cuales gana por una diferencia de 2 a 4 puntos, por ahora eso parece humo, con el paso de los días se verá si otros “encuestadores” coinciden con esos datos.
Alentado por algunos datos económicos el gobierno apuesta a divulgar que la economía está en crecimiento. Según esos datos la economía ha crecido por cuarto mes consecutivo y la construcción ha llegado al séptimo mes de incremento. Pero para colocar esas cifras en una proporción justa digamos que la construcción había decaído en julio de 2016 un 23,1% respecto a igual mes del año anterior. Ahora se indica que creció un 20,3% respecto al julio pasado. Es decir que todavía no alcanzó las cifras de junio de 2015. De todas maneras esa mejoría todavía no llegó al bolsillo de la inmensa mayoría de los hogares argentinos.
Por otra parte nadie sabe de qué modo terminará influyendo la desaparición de Santiago Maldonado. Esa duda se agranda luego de la multitudinaria movilización realizada el viernes pasado, junto a los incidentes y la brutal represión que le siguieron. Por ahora todas las fichas apuntan a que los efectos, de ese conjunto de hechos, perjudican al oficialismo.
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