Roberto Diago es de esos artistas versátiles (pintor, grabador y dibujante) que siempre posee la capacidad de sorprendernos. Como parte de la 11 edición de la Bienal de La Habana nos presentó una sui generis propuesta, Proyecto D, en el cual se unió a diferentes creadores de disímiles manifestaciones artísticas como Raúl Paz, su hermano Leonardo, la compañía danzaria Ebony y estudiantes del Instituto Superior de Arte (ISA).
La música, el performance, la instalación, el video-arte y el baile tomaron el espacio público del Parque Lennon (calle 17 esquina D), para establecer un diálogo estrecho entre los espectadores, el entorno y su arte. Esta expedición artística parte del concepto de aprovechar el imaginario social para insertarlo en la dinámica artística, a través de diferentes manifestaciones del arte.
Los materiales audiovisuales presentados en Proyecto D exhiben imágenes reveladoras de barrios periféricos, como Las Yaguas del municipio de Marianao, en los que sus habitantes transforman el medio ambiente, con sus prácticas cotidianas.
Un elemento importante en esta intervención pública es la instalación “Ciudad en ascenso”, una obra alegórica a Santa Bárbara o Changó, para la que se preparó una estructura determinada, por las características particulares del escenario y el objetivo de la pieza.
A través de la reflexión y de una estructura poética coordinada, Roberto Diago realiza un acercamiento, en esta obra, a nuestra cultura. Partiendo de su experiencia individual, legitima los sentimientos más hondos del imaginario social, elemento muy a tono con esta edición de la Bienal de La Habana. Con una sensibilidad artística extraordinaria, sus piezas reafirman la identidad de nuestra nación.
Para entender la creación diadesca es necesario adentrarse en una historia llena de simbología, oriunda de sus ancestros africanos, pero que muestra la cotidianidad de la Cuba de hoy trasladada al arte.
Su obra, en toda variedad, ha transmitido esa fuerza interior que posee el artista porque aborda desde su memoria personal los problemas existenciales del hombre contemporáneo, la marginalidad y el racismo. Su proyección artística siempre está en constante movimiento, tal vez es por eso que surge este proyecto comunitario, para intentar cambiar nuestra percepción del mundo e invitarnos a construir uno más limpio y justo.
Por lo general, en nuestro país este tipo de intervenciones artísticas multidisciplinarias no se practican con frecuencia, pero cada vez que se realizan dejan un saldo positivo en las personas. Como bien dijera Diago: “…con este proyecto podemos lograr más en un día, que durante un año en una galería…”.
Sin dudas, Proyecto D constituye un espacio para el disfrute y el intercambio. Es por eso que, una vez concluida la 11 Bienal de La Habana, se trasladará a otros sitios de la Isla, para continuar contribuyendo al universo cultural de los niños y adultos de Cuba.
Helena
4/6/12 4:44
Muy interesante la propuesta de Diago. Me hubiese gustado poder estar alli para disfrutarlo.
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