El Festival Boleros de Oro, organizado por la UNEAC, llenó a la capital cubana de boleros, a través de una constelación de 36 cantantes, y nueve agrupaciones internacionales, además de los participantes cubanos.
Se organizaron verdaderos espectáculos de boleros en el teatro Mella y América, y durante el día se presentaban a descargar cantantes en el Hurón Azul de la UNEAC y el Pico Blanco del Hotel Saint John.
Es asombrosa la fidelidad que sienten los visitantes por el bolero cubano, la manera en que asumen sus interpretaciones con todas las leyes del género. Y es que la historia de nuestros pueblos tropicales está muy interconectada con entrañables melodías y letras, llenas de sentimiento y emociones.
Es un tipo de canción que cuenta los fracasos y los triunfos, en momentos memorables. Se dice que la historia de los pueblos del Caribe se puede contar a través de canciones. Muchos de los habitantes de América Latina han nacido de padres que se abrazaron para bailar un bolero o simplemente se sentaron a intercambiar sus vidas al abrigo de la melodía inmortal, que paladeaban con una cerveza.
Este es uno de los motivos por los que tanta gente siente la nostalgia de aquellas melodías que estuvieron a su lado en momentos decisivos para su vida. “Todos tenemos un bolero en el corazón”, decía Agustín Lara.
“El bolero es una tormenta sonora, como frutas de trópico que dan dulzura al alma de la gente, aunque se halle en una peligrosa vecindad con la cursilería” (Mario Benedetti).
Mención especial merece el Coloquio Internacional de Boleros en el que participaron especialistas de diversos países con ponencias de mucho interés. Este coloquio fue dedicado al Caribe y en su conferencia la profesora Yolanda aseguró que “fue la música, y en especial el bolero lo que más unió a los habitantes de estas islas”.
Una de las ponencias más esperadas era la del colombiano Isidoro Corkidi, dedicada a Israel Berrios, un cantante que se mantuvo trece años en el conjunto de Arsenio Rodríguez en Nueva York. Muchos secretos y anécdotas fueron ofrecidos en esta magistral conferencia.
No menos interesante resultó la participación del también colombiano César Pagano con el título de Las orquestaciones destacadas del bolero. Pagano seleccionó algunos boleros estándar para mostrar sus admirables arreglos musicales.
También se habló del bolero en Perú, del conjunto La Sonora Matancera, del requinto en el bolero, del compositor Gabriel Ruiz, de la cantante Ela Calvo y César Portillo de la Luz. Marta Valdés hizo un análisis de la dimensión universal de las canciones de Portillo.
Al final el cantor del Feeling expresó que “el bolero no morirá, hay muchos más temas que no se han grabado sobre el bolero que lo que hasta ahora se haya escrito. No todo está dicho aún; la vida es muy rica”.
Estos festivales de bolero unen a los pueblos del Caribe con Cuba, sería ideal que se organizaran todos los años, porque hay muchos amantes del género que encuentran un pretexto para conocer la meca de la música cubana. Cuba es mucho más que el bolero, es cultura, identidad y alegría.
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