El ejercicio no solo ayuda a bajar de peso sino que también mejora los latidos del corazón, la respiración, limpia tu sangre, elimina toxinas, libera tensiones, reduce el estrés, y hace que te sientas más flexible y fuerte.
El ejercicio es beneficioso a cualquier edad, realizarlo regularmente ayuda a reducir el riesgo de padecer enfermedades; también es bueno para la mente, ayuda a mantener bajo nivel de estrés y de ansiedad, se duerme mejor, es recomendable para algunas personas con depresión.
Cuando decidimos empezar a hacer ejercicios pensamos en vestirnos para estar cómodos y no seleccionamos sino que tomamos lo primero que encontramos, como por ejemplo ropa vieja; sin embargo debemos prestar atención a la ropa que usemos para realizar ejercicios, esta tiene repercusiones en el desenvolvimiento de nuestras rutinas.
Debemos escoger los zapatos adecuados, tenemos que buscar unos que no nos causen dolores, y la ropa debe ofrecer el soporte que necesitamos como, por ejemplo, algunas telas pueden mojarse muy rápido y al pesar más, afecta nuestro rendimiento. Te recomendamos probar la ropa antes de empezar los ejercicios, así verás si te es incómoda, si te aprieta o molesta. Las medias que elijamos no deben ser ni muy gruesas ni muy finas, ya que las gruesas dan mucho calor y las finas podrían lastimarnos y ocasionarnos ampollas o lesiones en los pies. La ropa interior transpirable es fundamental cuando te pones a sudar, si optas por encaje o seda, la humedad puede quedar atrapada, lo que aumenta el riesgo de daños a la piel.
La mejor ropa para hacer ejercicios es aquella que se adapte a las situaciones del lugar donde los llevemos a cabo, sobre todo en dependencia de nuestro cuerpo, y las necesidades individuales, ya que puede suceder que seas alérgica a algunas telas sintéticas como el nylon, por lo que sugerimos telas naturales como el algodón o tela de licra. El tipo de tela indica las propiedades específicas de la prenda en cuanto a la elasticidad, absorción de líquido, permeabilidad, etc.
Un vestuario adecuado a la hora de hacer ejercicios proporciona comodidad, libertad en los movimientos, mientras que un vestuario incorrecto puede ocasionar más de un problema.
Por ello, debes tener en cuenta que:
La ropa no esté demasiado apretada ni muy suelta
Usar los zapatos adecuados
Las medias que sean de algodón
Si se hace ejercicios en espacios abiertos, usar la ropa adecuada al clima
Para aquellos que a causa del trabajo no tienen tiempo de hacer ejercicios y pasan largas jornadas sentados frente a un escritorio, o a una computadora les recomendamos esta rutina sencilla para mantenerse en forma:
Separa un poco la silla del escritorio y sentado, con los pies apoyados sobre el piso, dóblate hacia adelante pegando el abdomen a los muslos, mantén esta posición durante 30 segundos. Repítelo entre 3 y 5 veces diarias, y cada vez que lo hagas, lograrás relajar todos los músculos de la espalda.
Sujétate fuertemente al borde del escritorio y sepárate de este lo más que puedas; en la medida en que vayas estirando los brazos, pega la barbilla al pecho e inclina el cuerpo hacia delante flexionando las caderas. Poco a poco irás sintiendo cómo se extienden los músculos de hombros, espalda y brazos, es un ejercicio que debes realizar de 3 a 5 veces por día.
Parado o sentado, lleva los hombros hacia delante y luego hacia atrás formando círculos; intenta hacer lo mismo con los brazos estirados hacia arriba o a los lados. Este ejercicio puede hacerse cuantas veces se desee, pues ayuda a aliviar la tensión acumulada.
Delante del pecho junta las palmas de las manos, y presiona lo más que aguantes durante 15 segundos. Este ejercicio reducirá la tensión de brazos y manos, lo puedes hacer parado o sentado.
Para fortalecer el cuello, mira al frente y lleva la oreja derecha hacia el hombro de ese lado, mantén este estiramiento al menos durante cinco segundos; repite la operación con el costado opuesto. Nuevamente, con la cabeza erguida, déjala caer hacia delante, y mantente así durante cinco segundos. Vuelve a levantar la cabeza y ahora gírala al lado derecho, buscando tocar con la barbilla el hombro de ese lado, mantente así por cinco segundos y cambia de costado.
Caminar puede complementar las actividades anteriores, por tanto, hazlo siempre que puedas: nuestro cuerpo está diseñado para estar en movimiento y no, en reposo.
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