Para tener un día o una tarde al estilo de un salón de belleza no siempre tenemos que invertir una considerable cantidad de dinero pues, podemos arreglar en nuestra casa o en la de una amiga o amigo un tiempo y espacio dedicado al auto servicio de belleza donde somos los clientes y, a la vez, los profesionales. Si te embullas entonces sígueme. Te daré un algoritmo básico a modo de ejemplo, tú lo podrás transformar y enriquecer a tu manera y según tus necesidades estéticas, recuerda que de eso se trata, de aprender a diseñar una atención personalizada.
Lo primero es coordinar y organizar tu tiempo y tu espacio, así como tu determinación a no permitir que nada, o casi nada, te pueda perturbar durante tu sesión de auto servicio estético. Entonces todo está listo para darte un baño tibio. El baño es, quizás, la mejor manera de comenzar un tiempo dedicado a la belleza y el bienestar. Es como un aviso que le das a tu cuerpo y a tu mente para desconectarlos un poco del exterior e informarles que les harás un maravilloso regalo.
La acción de bañarse puede convertirse en una terapia por sí misma yendo más allá de la simple limpieza del cuerpo. Puedes desbordar tu fantasía, puedes bajar la luz, colocar velas e inciensos, poner una música que te agrade, incluso puedes traerte una copa de vino, una taza de té o un jugo. No importa si tienes bañera, ducha o baldes con agua; lo importante es que tengas la disposición de disfrutar del baño y permitas a tu fantasía hacer de él un maravilloso espectáculo.
Si tienes alguna mascarilla diseñada para uso corporal entonces puedes usarla, así enriquecerás aún más los beneficios del baño. De igual manera puedes emplear algún tipo de exfoliante corporal, de seguro dejara tu piel más limpia, clara, lisa, tersa y suave. Con frecuencia en las tiendas comercializadoras en divisa podemos encontrar accesorios como esponjas, estropajos o suaves cepillos diseñados para utilizar durante la ducha.
Cuando termines tu magnífico baño, seca tu piel y, si tienes, aplica alguna crema o loción nutritiva. Lo aconsejable es que te seques con pequeños toques de la toalla y después selles la humectación obtenida, para ello aplica alguna loción o crema corporal.
Pasemos ahora al área del tratamiento facial. Vamos a exfoliar el rostro. Para ello no debes utilizar el exfoliante corporal debido a que la piel del rostro es mucho más sensible. Si tienes un exfoliante industrial bien pero si no lo tienes puedes utilizar algo más casero. Por ejemplo puedes tomar polvo de café, harina fina de maíz e incluso harina de arroz. Cualquiera de estos polvos puedes echarlos en alguna crema ligera e hidratante que tengas en casa para luego frotar de manera suave sobre la piel del rostro previamente humedecida, durante uno o dos minutos. Después, enjuaga bien la piel con agua tibia.
Tu rostro está listo para vaporizarse. Si tienes un vaporizador perfecto y si no lo tienes no hay problema. Pon una olla pequeña con agua al fuego y deja que comience a evaporarse el agua. Coloca un paño o toalla sobre tu cabeza y mantén la cabeza de manera tal que el vapor de agua incida sobre tu rostro. Claro, mantendrá una distancia prudencial para evitar que el vapor dañe tu piel. Mantén esta postura unos cinco minutos.
La piel de tu rostro está ahora en perfectas condiciones para aplicar algún tipo de mascarilla facial. Si tienes mascarillas industriales asegúrate de que no sean de efecto exfoliante. Pero puedes hacer tu propia mascarilla siempre en función de tu piel. Si tienes la piel algo seca puedes mezclar una cucharadita de miel con otra de aceite de oliva e incluso de coco. Si eres de piel normal, te funcionará mezclar una cucharadita de miel con un plátano maduro triturado. Y si eres de piel grasa puedes optar por las mascarillas de arcilla o fango termal.
En cualquiera de los casos, aplicarás la mascarilla sobre rostro, cuello y escote cuidando de no aplicar en área de ojos ni labios. La dejarás reposar unos quince minutos para después enjuagar bien. Durante ese tiempo puedes aplicar cualquier aceite o hidratante para labios. Es importante que durante la pose de la mascarilla trates de relajarte al máximo, así la piel podrá aprovechar a plenitud las bondades del producto aplicado.
Después de la mascarilla lo ideal es humectar el rostro. Puedes emplear una crema facial para dicho fin o un poco de aceite facial como el de jojoba, argán o almendras.
Ahora que la piel de rostro y cuerpo está feliz, le corresponde el turno al arreglo de manos y pies. De ese tema estaremos comentando en nuestro próximo encuentro. Entonces no se lo pierda, encuéntrese de nuevo con nosotros para terminar el tema que hoy hemos comenzado. Mientras tanto me despido agradeciéndole por dedicar un tiempo a formar parte de nosotros. Chao y suerte.
Ana
6/2/21 13:12
Hola. Yo vivo en Cuba, dónde puedo encontrar aceite de jojoba por favor. ¿Se produce aquí? Gracias
anyali
23/8/19 8:46
Luis Manuel me encantan tus secciones de belleza hace rato no comentaba pero no he dejado de leerte, yo hago mis rutinas de belleza los fines de semana que es cuando tengo mas tiempo libre, y estos consejos me vienen como anillo al dedo pues hay detalles que no realizaba porque no sabia que eran tan beneficiosos....
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.