La mayoría de los cubanos tomamos como referente la moda extranjera, ya sea de Sur América o Europa. No se ha cultivado nuestra identidad textil en las nuevas generaciones, por la poca promoción y educación del tema, los jóvenes se encuentran identificados más con las marcas extranjeras que con las oriundas de nuestro país.
En la actualidad se trabaja en la fusión de diseñadores, costureras, artistas de artes plásticas, orfebres, y estilistas para rescatar el interés de las personas por estas creaciones, y hacerlas más novedosas, apropiadas para el clima y ajustables a la cotidianeidad.
Es cierto que tanto la mayoría de los jóvenes como la población en general se ha relajado en el uso de la vestimenta a la hora de salidas más formales, pensando que renunciarán a su estilo personal. Jeans, legging, sandalias, tenis, camisetas, son las prendas más usadas por la mayoría, siendo cómodas para cualquier actividad, aunque no las más apropiadas para la ocasión.
Podemos destacar una minoría que no ha renunciado a vestir elegante al ir al ballet, teatro o actividades que requieran un toque de distinción.
La elegancia a la hora de vestir va más allá que usar ropa de marcas reconocidas o que estén a la moda, hay prendas clásicas que no pasan ni pasarán de moda; somos tan diversos que no podemos generalizar si la forma de vestir nosotros, los cubanos, es elegante o no.
Creo que los cubanos siempre se han preocupado por el buen vestir sin importar la condición económica, hemos mantenido una imagen digna de acuerdo a las posibilidades de cada cual, solo necesitamos un poco de inspiración e información de acuerdo a los parámetros de la moda, ajustándolos a nuestro clima y función social.
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