El desconocido

Carlos, ejecutivo de banca, comienza su rutinaria mañana llevando a sus hijos al colegio. Cuando arranca el coche, recibe una llamada anónima que le anuncia que tiene una bomba debajo del asiento y que dispone apenas de unas horas para reunir una elevada cantidad de dinero; si no lo consigue, su coche volará por los aires.

Combinar una película de acción con la temática social no siempre conduce a grandilocuencia narrativa. Por mucho que dijera Godard que un travelling es una cuestión moral, -que lo es-, los aficionados al séptimo arte abogamos por una correcta narración cinematográfica. De ahí el logro de El desconocido, cinta que conjuga a la perfección el ímpetu dramático con la reflexión social.

Se trata de una cinta compacta, que mantiene de principio a fin a la expectativa; deja sin aliento por momentos y que, a pesar de alguna que otra trampa del guión, no flojea. Los actores se salen, con Tosar a la cabeza, seguidos de Gutiérrez y Mínguez. Mención especial a los hijos del personaje de Tosar.

Hay algún pero, como el que el inspector de Policía resulte algo estereotipado, y como el enfrentamiento algo inverosímil entre él y la jefa de artificieros que, en la vida real, no ocurriría (las cadenas de mando son rígidas y no ha lugar a enfrentamientos de este tipo, por lo menos no cuando hay tres personas sentadas sobre una bomba).

Aunque El desconocido es sencillamente, el más puro estilo hollywoodiense -lo mismo hizo Rodrigo Cortés en el año 2010 con Buried. O Schumacher en el 2002 con Última llamada. O lo mismo que hicieron, con Sandra Bullock y Keanu Reeves, en Speed y su secuela-; aunque su tratamiento dramático de triunfa con una fórmula que en Hollywood hacen en cada desayuno... está tan lograda la credibilidad y tensión del filme, que puede restársele importancia a la autenticidad, dejarse a un lado ese parámetro… en definitiva, ¿es o no es una característica del arte postmodernista la copia forzosa de todo lo que ya existe?

Además, hay dirección llena de ingenio en esta cinta; una dirección que crea una tensión cristalina y trepidante que impregna todo el metraje con acierto y desparpajo, con una creatividad y arrojo dignos del mejor cine de acción. Y aunque quizás el guión está lleno de simplezas y falsedades (carece del más mínimo conocimiento del mundo financiero), esta descompensación no llega a desvirtuar el resultado final.