El 15 de mayo de 2023, en algún camino perdido de Mayabeque, un tractor “80” yace encadenado a otros dos, dispuestos en sentido contrario. El video es preciso: van a arrancar y a acelerar como monstruos, a teñir de negro el ambiente. Si usted se queda inmóvil frente a la pantalla, verá a cada uno tirar hacia su lado y se quedará con algo en su cabeza para toda la vida, probablemente esa fecha: 15 de mayo de 2023; probablemente esa imagen: un tractor viejo y lleno de tierra con tanta fuerza como la de dos como él, con más, mientras un grupo de hombres grita desde las cunetas.
Como este encontrará otros muchos donde dueños y/o operadores presumen de la fuerza de sus bestias, de los acelerones, los saltos. Un tractor “comiéndose” el terraplén de una loma con la carreta atiborrada de troncos. Un tractor atado a una ceiba por una cuerda gordísma y el tractor dando brincos para dejar salir la fuerza que el árbol, la soga y el camino le niegan.
En Facebook, con una búsqueda rápida, preliminar, encontraremos que los grupos más modestos son “Tractores americanos” y “Tractores Mayabeque”, con 17 mil miembros cada uno. Otro que versa sobre Holguín tiene tres millares menos, pero luego la cifra solo sabe de ascensos.
TRACTORES MATANZAS, 20 mil; dos grupos en La Habana, uno con 22 mil y otro con 41 mil; 44 mil en Camagüey, 70 mil en Sancti Spíritus; “Tractores de Cuba (tractores y maquinaria agrícola en Cuba)”, 95 mil miembros; “Seguidores de tractores en Cuba”, 186 mil.
Quedándonos solo con esto, para no hablar de las decenas y decenas que continúan emergiendo si se prosigue la búsqueda, tenemos a más de medio millón de cubanos interactuando en comunidades digitales donde se venden y se compran piezas de tractores y se venden y se compran los tractores mismos.
Medio millón de cubanos viendo cómo las gomas delanteras se levantan durante largos y estruendosos segundos cuando el camino es demasiado fangoso o cuando la carreta, las, fueron llenadas a tope o cuando ocurren ambas cosas, que al parecer no es raro.
Se comparten imágenes de los más vistosos e incluso de los menos… con los correspondientes halagos, críticas, pullas e ironías en los comentarios. Usted de pronto descubre, si es que no lo sabía, que la pasión de un tractorista puede hacer que su máquina, con más de cuarenta años de uso, tenga aire acondicionado, los cristales oscuros, calcomanías de cualquier tipo y hasta luces de neón por todas las esquinas.
Descubrirá también, por lo que se dice abajo o arriba, por lo que se comenta, que hay tractores famosos en el gremio de los operadores, no por la marca, sino por las hazañas en serie, casi siempre en términos de trabajo, de resistencia y fuerza que han probado por décadas y que los han ido convirtiendo en leyendas de la localía.
La gente convierte en leyenda lo que considera grande, lo que respeta, lo de alguna forma traza como guía. Medio millón de cubanos, por lo bajo, sueña con tractores y vive envuelto en sus cosas.
Estos grupos hablan de una realidad específica, al tiempo que la enriquecen y generan nuevos espacios de esa realidad. El tractorista de Holguín conoce las experiencias del de Artemisa y del de Ciego de Ávila; aunque jamás se hayan visto ni probablemente lo hagan, sus nombres se van integrando a la familiaridad clásica de lo cotidiano.
Se intercomunican espacios y tiempos. El recuerdo se exacerba. Y ante la visión de una carrera de tractores o de un “pulseo” a cadenas, desde Miami alguien, rabioso de nostalgia, escribe:
“Voy a ir a Cuba nada más que a eso. Y yo sí no inflo, conmigo es por gusto porque eso es lo que más me gusta a mí en mi vida y es con cualquiera, ya saben”.
Si quiere saber, busque y lea cuidadosamente y, si quiere saber más aún, rompa el cerco de la timidez y pregunte. Pregunte para que Idelgrades le hable de su vida y le cuente que es tractorista prácticamente desde niño, que siempre le gustaron esas máquinas porque en su familia hubo toda la vida. “Este que tengo ahora… llevo con él ya casi treinta años; nos hemos puesto viejos”.
También conocerá a Damián, que es abogado de profesión y “llevo seis años teniendo tractores. De hecho, ya he tenido tres: un Ferguson americano, un Zetor 50 checo y ahora un ‘correcaminos’ que para mí es lo mejor”. O a Evelio, que aprendió a manejar desde los doce años porque su papá era mecánico en un taller. Como operador de tractores realizó diez zafras y lo dejó todo en el año 2000 para mudarse a La Habana, desde donde, más de veinte años después, cuenta que si la vida le diera la oportunidad de regresar a ellos, a los tractores, bien lo haría con gusto.
Uno también se entera, por Jorge, de que en Nuevitas, Camagüey, una mujer trabajó de tractorista en el puerto y que Eduardo conoció también de un caso por allá por San Germán.
Yudel dice que al tractor le debe todo y que sus dos hijos siguen el mismo camino y Raciel cuenta tener uno que crio a su familia.
Medio millón de cubanos, probablemente más, goza con las discusiones interminables sobre si el Yumz es mejor que el 80 o de si aquel ganó en el forcejeo porque en vez de aire llenó los neumáticos con agua.
Y continúan, interminables, las polémicas y los recuerdos en torno a aquella secuencia o a las tantas que se le parecen:
Porque el 15 de mayo de 2023, en algún camino perdido de Mayabeque, un tractor “80” fue encadenado a otros dos, dispuestos en sentido contrario. El video es preciso: van a arrancar y a acelerar como monstruos, a teñir de negro el ambiente. Si usted se queda inmóvil frente a la pantalla, verá a cada uno tirar hacia su lado y se quedará con algo en su cabeza para toda la vida, probablemente esa fecha: 15 de mayo de 2023; probablemente esa imagen: un tractor viejo y lleno de tierra con tanta fuerza como la de dos como él, con más, mientras un grupo de hombres grita desde las cunetas.
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