//

jueves, 28 de noviembre de 2024

Tengo una duda…

Lo que pasa en el mundo virtual, también modela tu manera de interpretar la sexualidad...

Mileyda Menéndez Dávila
en Exclusivo 28/01/2021
4 comentarios
Apple caricatura
En definitiva, la sexualidad es tan compleja como el cielo estrellado (Jorge Sánchez Armas / Cubahora)

Cuando alguien empieza un mensaje con la frase del título, yo suelo acomodarme en la silla antes de seguir leyendo. No importa edad, cultura o género: en esta época en que el sexo está como la sal, en todas partes, y San Google ya reconoce la mayoría de tus cuestionamientos, que se te apeen por privado con una “duda” significa, por lo general, que disienten de lo leído o no se atreven a vivir lo pensado por miedo a que otros no lo piensen igual.

Hace poco la pregunta venía por el asunto del sexo en internet y su repercusión en las posibilidades posteriores de disfrutar un cuerpo a cuerpo real con tu pareja de varios años.  

Quien escribía era un adulto masculino autodeclarado sapiosexual. Según él, practicar cibersexo con identidades desconocidas le genera tanta adrenalina, dopamina, oxitocina y otras hormonas, que sus patrones de elección pueden ser muy flexibles: si tienen buena ortografía e imaginación, acepta chatear “duro” con personas de cualquier bando, y esa excitación la lleva después a su propia cama… si el affaire es con un hombre o una trans, porque si la contraparte es mujer, siente que traicionaría a su esposa depositando en ella la calentura de sus fantasías. Y esa era el quid de su duda: ¿tiene la fidelidad una orientación sexual?

Otra muchacha me convocó en un diálogo tripartito con su pareja para que lo “ayudara” a entender que solo textear y mandar fotos pícaras en Messenger no era desleal, como él insistía en reprocharle.

Después de todo ella no se automanipulaba ni desnudaba ante la cámara. Ni siquiera gastaba los datos que pagaba él, porque el relajo era solo en el parque wifi, con participación de otras amigas, y lo hacían para “refrescar” del estudio virtual en su grupo de universitarios: unos jugaban Dota y otros practicaban sexting, pero en inglés, para repasar contenidos.

Cierro con un tercer sujeto cuya propuesta me sorprendió en 2016, no solo porque es un tema escaso en Cuba (que yo sepa), sino por el trasfondo de dominación machista con que el chico se proyectaba.

Me refiero a un intento de hotline que el susodicho pretendía fomentar como sistema de ayuda anti estrés para hombres que pasan mucho tiempo solos, y su duda venía por la posibilidad de publicitarlo.

El “personal” idealizado serían mujeres de voz atractiva, persuasiva, incitante… (como la mía, tuvo el descaro de decirme). No importaba la edad, mientras nos ajustáramos al guion de vulgaridades que pretendía hacernos leer, hasta que aprendiéramos a decir “espontáneamente” lo que de verdad le interesaba oír a un hombre en esas circunstancias, no las “sandeces” románticas que nos gusta susurrar “en el peor momento”, causantes de impotencia y mal humor.

El soporte ideado para su negocio sería la telefonía fija, para abaratar los costos (los suyos, porque el que llamara pagaría el servicio a través de cajeros), y tuvo la osadía de contarme todo eso en una llamada a Oasis de domingo, el programa en Radio Taíno que ha sido mi segunda casa profesional desde finales de 2014.

No les describo mis reacciones en cada caso porque quienes me conocen las imaginarán, y quienes leen este espacio por primera vez, igual pueden tener una idea de lo retador y a la vez divertido que resulta el privilegio de ser depositaria de tantas ¿dudas? ajenas.

Tal vez las respuestas difieran en matices o verbos, pero no es difícil conciliar con la gente, sea cual sea su mecánica, cuando partes de un código muy simple: escuchar, respetar y hacer que te respeten.

En definitiva, la sexualidad es tan compleja como el cielo estrellado: astros que parecen muy cercanos pueden estar a millones de años luz y algunos ya ni existen como materia palpable, pero su esencia se amolda a la cambiante realidad del (des)conocimiento humano, y a nivel de fantasía sirven para contar, o vivir, una buena historia.

Lo otro sería estandarizar las respuestas eróticas. Programar un patrón de estrechos márgenes conductuales y (re)creativos, como ya se ha intentado en casi todas las civilizaciones de la era anterior a la Internet. Pero eso, en el mundo virtual, dudo que tenga un favorable pronóstico.


Compartir

Mileyda Menéndez Dávila

Fiel defensora del sexo con sentido...

Se han publicado 4 comentarios


chairman
 29/1/21 15:08

Es muy válida la duda del título, pero a mí me surge otra que alguien me manifestó una vez en forma de afirmación y como alerta: ¿Será cierto que quien se habitúa a la satisfacción del "sexo por control remoto" (entiéndase por internet o por teléfono) puede llegar al punto de no encontrar la misma satisfacción en el sexo real y que por tanto afecte su redimiento?

cleopatra
 29/1/21 9:49

Hasta yo tengo duda pero en realidad mno se ni que decir del tema. lo he usado cuando estaba en cuarentena pq pero no me acaba de cuadrar todavia lo de sapiosexual me interesa más. Y si vamos a la moral de si es infidelidad  no sabria que decir unos se inclinan que no y yo que si pq desde el momento que estas pensando en otr@ persona para liar, conversar sobre o tener sexo virtual para mi estas engañando es  mi punto de vista.

Yari
 29/1/21 9:23

Milo creo que siempre alguien acudirá a ti para aclarar dudas, siempre controversiales para quien la tiene, y más aún cuando google-que todo lo sabe-no nos complace con sus respuestas, si no mírame a mi. Saludos

Lisy
 28/1/21 15:19

Buenas tardes,Milo como siempre,genial tus escritos,me imagino tus reacciones en cada caso jjjjjj,en los dos primeros,realmente tienen una idea equivocada sobre el respeto y la fidelidad y el tercero,uffff,machista es poco por como se expresa,imagino tu cara escuchandolo jjjjj,pero bueno,como siempre digo en nuestro grupo de wasapeo,cada persona es diferente,no todos pensamos igual y menos mal porque si fuese así sería un problema jjj. Saludos para todos.

Deja tu comentario

Condición de protección de datos