A los 71 años de edad Leonor Pérez fue "recompensada" con un cargo de oficial subalterno —de tercera— en la Secretaría de Agricultura. Estrada Palma nunca movió un dedo por ella, confirmando así la envidia morbosa que siempre albergó hacia el hijo de la anciana.
Una sobrina de Martí —Gloria— languideció de tuberculosis durante el primer mandato republicano. Amelia, la amadísima hermana, murió en la más absoluta de las miserias. (1)
El presidente que inauguró la república se había naturalizado como ciudadano norteamericano. No es de extrañar, entonces, que fuera un cubano desnaturalizado.
El patriota puertorriqueño Ramón Emeterio Betances, que lo conociera en París, tuvo de él una opinión nada favorable: "Es un hombrecillo nervioso que, sentado en un sillón, apenas alcanza al suelo con el pie. Cuando está hablando (vulgaridades), y diciendo que nadie ama más que él la libertad —en el orden— y que todo se ha de hacer —en el orden—, le sucede que a veces le falta la palabra, y entonces extiende la punta del pie e involuntariamente da dos o tres golpecitos y escupe. Me dicen que en su pueblo lo llamaban el Bobo de la Punta". (2)
El escritor colombiano José María Vargas Vila, en una carta publicada en la revista Némesis, retrató a Estrada Palma: "Yo conozco a ese cacógrafo ruin desde que era el envidioso atormentado y el enemigo encubierto de José Martí, en Nueva York […] Él se ocupaba entonces de desalentar al los cigarreros patriotas […] ansiaba amotinarlos contra el Gran Vidente, a quien su alma ponzoñosa, estática de envidia, apellidaba Loco…". (3)
"Don" Tomás nunca tuvo en su residencia —el Palacio Nacional— un cuadro ni una estatua de José Martí. (Por cierto, hubo que esperar hasta 1923 para que en la Universidad de La Habana develaran el primer busto del Maestro. Tiempo después, lo metieron en un sótano).
El traidor Estrada Palma tuvo un monumento antes que Maceo y que Máximo Gómez, y un mausoleo antes de que se construyera el de Martí. (4) El éxito de aquel envidioso patológico en la putrefacta república no hubiera extrañado al periodista cubano Emilio Bobadilla (Fray Candil), quien lo conoció en Nueva York. En su libro Muecas (5), Bobadilla contó una predicción suya: "Cuando lo vi —por primera y única vez—no pude menos que pensar: Este hombre, por lo mismo que no vale un rábano, irá lejos".
NOTAS
Raúl García Martí: Martí, biografía familiar. Cárdenas y Cía. La Habana, 1938.
José de la Luz León, en El Mundo, La Habana, junio 15, 1967.
Ibídem.
Luis Pavón, en Caimán Barbudo, La Habana, No. 65, 1973.
Muecas. Crítica y sátira. Sociedad de Ediciones Literarias y Artísticas. París, 1908.
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