En aquel ya remoto año de 1945, Frank Domínguez está componiendo “Refúgiate en mí” y Portillo de la Luz “Realidad y fantasía”. Antonio María Romeu pone de moda el danzón cantado. Con los Matamoros, parte hacia México el Benny. También a tierra azteca se mueve Rosita Fornés.
Ernest Miller Hemingway sufre un accidente automovilístico en la carretera de Mantilla. Está escribiendo un libro que se publicará póstumamente con el título Islas en el Golfo.
Para abastecer el frente de guerra se crea el primer banco de sangre cubano.
REGRESA UNA TRADICIÓN
En el propio 1945, al cual nos hemos remontado en alas de la imaginación, vuelve a escucharse el capitalino cañonazo de las nueve. Sucede que algún “inteligente” del gobierno lo había suprimido, aduciendo que así los nazis podrían encontrar las coordenadas de La Habana. Claro, algún bromista comentó que dicha posición la conocía hasta El Bobo de la Yuca, pues se encuentra aun en el mapa más elemental.
Mientras, Portocarrero está pintando “Figura para una mitología imaginaria”; Felipe Orlando, “Muchacha”; Valderrama, “José Martí”. Portocarrero exhibe en la neoyorquina galería de Julian Levy. La escultora Rita Longa recibe el primer premio en el Salón de Primavera, y Santícrea el monumento funerario de José Martí.
FIN DE UNA PESADILLA
Se derrumba aquel invento diabólico que se llamó nazismo. El pueblo, espontáneamente, se lanza a las calles, regocijado por el hecho feliz. Y todo el mundo recuerda que Cuba ha puesto su granito de arena para la caída del engendro malévolo. En las fuerzas armadas de los Aliados lucharon más de tres mil de nuestros compatriotas. Y Cuba puso el dulce, tan preciado por el paladar del combatiente.
Pero, mientras tanto, ¿qué sucedía por acá adentro? Pues manda el doctor Ramón Grau San Martín. O sea, el cinismo más completo está sentado en la silla presidencial. Demagogo hasta los tuétanos, acuña lemas engañosos, como aquel de “Las mujeres mandan”. Y, cuando la prensa lo aprieta, empieza a cantinflear, hasta el punto de ganarse el apodo de El Doctor Galimatías.
Y… ¿QUÉ MÁS PASABA EN 1945?
Ah, pues la electricidad sustituye al acetileno en el faro del Morro.
Antonio Núñez Jiménez explora el río Toa y las cuevas de las Cuatrocientas Rozas.
Muere Antoñica Izquierdo, la curandera acuática pinareña, a quien los políticos corruptos habían encarcelado en el hospital de Mazorra.
La gastronomía cubana crea un nuevo plato, el “Pollo Escambray”.
Se transmite la radionovela “Tierra adentro”, de Dora Alonso.
Y vienen al mundo, para la música cubana, Héctor Téllez y Augusto Blanca. (Nace Augustico en Banes, antiguo cacicazgo a la sombra de las alturas de Maniabón. Y, en aquel mismo pueblo, y en aquel mismo año, abre los ojos este humilde emborronacuartillas que todas las semanas los martiriza con sus malas croniquitas).
olegario
2/8/16 15:08
Compañero siempre me recreo con tus cronicas, nada de malas por cierto.
Quizas no lo recuerdes bien pero mas para aca en el tiempo por los 70 nos conocimos y mantuvimos una relacion laboral y amistosa y para ti fue una experiencie nueva como profesor de quimica aunque, siempre lo decias eres literato. Si conociera tus coordenadas te llamaria o te escribiría para saludarte.
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