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jueves, 28 de noviembre de 2024

Cómo mejorar la concentración mental

A través de la práctica se aprende a dominar la mente y a fijar la atención en una sola línea de pensamiento...

Alberto Jesús Quirantes Hernández
en Exclusivo 10/10/2016
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La concentración, entre otras de sus virtudes, es la base para tener buena memoria y excelente capacidad de aprendizaje. Consiste en enfocar toda nuestra atención en un solo objeto de interés, desentendiéndonos de todo lo demás llegado a nosotros a través de nuestros sentidos u otros pensamientos.

La concentración, de manera similar al sistema muscular, puede y debe ejercitarse con el fin de mejorarla y utilizarla en nuestro beneficio.

CUANDO SE VUELVE DIFÍCIL

Cuando somos incapaces de concentrarnos, hay falta de claridad en nuestros pensamientos y objetivos, o somos incapaces de analizar a profundidad una sola y provechosa idea, se debe a la incapacidad de la mente de permanecer tranquila, pues se agita al menor estímulo y se extravía con facilidad.

Solo cuando somos capaces de concentrarnos y colocar nuestra máxima atención en unificar propósitos, ideas, sentimientos y forma de proceder, se obtienen resultados muy favorables en las acciones, sencillas o complejas, realizadas por nosotros, no se malgasta energía, se aprovecha el tiempo y hay menos cansancio al final de la jornada.

Muchas personas no saben cómo conseguir una aceptable concentración. Se desesperan y frustran por desconocer algunas sencillas técnicas mentales capaces de permitirles afrontar al mundo y enfrentar sus retos de manera ventajosa.

LOS PRIMEROS PASOS PARA VIGORIZAR LA CONCENTRACIÓN MENTAL

En primer lugar se debe mantener una alimentación saludable, capaz de nutrir todo el cuerpo, incluido nuestro cerebro. Si no se conoce cómo hacerlo se debe buscar quien nos enseñe. La buena nutrición es fundamental para que todo nuestro organismo funcione adecuadamente.

Es necesario evitar el sedentarismo y mantener una adecuada activación física según tiempo y posibilidades. Dormir bien y descansar el tiempo requerido por nuestro organismo, entre 7 y 8 horas diarias de sueño sin interrupciones. Si es posible se debe intercalar una reparadora siesta, sin excesos, en horas del mediodía.

Se deben evitar o eliminar sin contemplaciones las adicciones tan tóxicas y perversas como el tabaquismo, el alcoholismo y la drogadicción. Es una forma importante de cuidar nuestro cerebro y evitarle daños a veces irreparables.

EJERCICIOS MENTALES

Aun en personas capaces de concentrarse no les viene mal practicar algunos ejercicios mentales diariamente y por algunos minutos pues mejorarán su rendimiento. Para los distraídos, con ánimo de enmendarse, resultan esenciales.

Se debe pensar fijamente por algunos minutos, y si es posible varias veces al día, en una sencilla figura geométrica como un cuadrado, triángulo o círculo, combinarlas y darles color. Al principio se necesita un ambiente tranquilo. Con la práctica se puede hacer hasta en la parada de una guagua.

Otros ejercicios consisten en concentrarse en el tic tac de un reloj, recordar una percepción sensorial tal como un aroma o determinada textura. También se puede dibujar un pequeño círculo negro en una hoja en blanco, fijar la mirada en él durante algunos minutos, luego cerrar los ojos y evocar en la mente la imagen observada.

MÁS COSAS PARA HACER

Muchas personas se han beneficiado con la llamada “meditación en movimiento”, en disciplinas como yoga y taichí. En general las diversas técnicas de meditación ofrecen resultados evidentes de forma progresiva para obtener mejor concentración, paz mental y capacidad de aprendizaje. Para estos fines el juego de ajedrez es excelente, pues es necesario, incluso, cultivar el silencio para centrar pensamientos y armar estrategias.

Otro buen ejercicio es aquel donde se buscan diferencias entre dos imágenes, a primera vista idénticas.

Solo a través de la práctica aprenderemos a dominar nuestra mente y a fijar la atención en una sola línea de pensamiento, incluso por tiempo prologado. Esto se encuentra al alcance de todo ser humano para su propio beneficio, si así lo desea.

Pero cuando las dificultades para mantener la concentración son intensas y constantes, alterando de manera evidente la vida social o laboral, es necesario acudir a un especialista, psicólogo o psiquiatra, a fin de efectuar una evaluación sobre el caso, emitir un diagnóstico y brindar la solución adecuada.


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Alberto Jesús Quirantes Hernández

Profesor Consultante y Jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Docente Dr. Salvador Allende en La Habana, Cuba.


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