Lo comentábamos en la entrada anterior, la imagen de la mujer rusa en occidente va acompañada de muchos clichés. Hermosas eslavas de pelo rubio, cuando en realidad el color del cabello predominante en Rusia es el castaño y el rubio cenizo. Mucho maquillaje y tacones, ¿para qué? No para mostrarse orgullosas y dueñas de su cuerpo, sino para cazar un millonario extranjero.
Así funcionan los estereotipos, esas etiquetas creadas de manera generalizada y simplificadas por el sentido común. Percepción exagerada y con pocos detalles que esconde prejuicios culturales e ideológicos y una postura despectiva, errónea la mayoría de las veces.
Las industrias del entretenimiento juegan hoy un papel primordial en la reproducción de estos moldes. Así, es muy común en las producciones de Hollywood presentar a los rusos como mafiosos dispuestos a poner en peligro la seguridad mundial o como como agentes, exagentes secretos de la KGB.
Asombró a muchos que precisamente Robbie Williams fuese el protagonista de la gala inaugural del Mundial de Fútbol, Rusia 2018. Cuando, tan solo dos años antes, el cantante había publicado el single Party Like a Russian (Festeja como un Ruso) que provocara muchas críticas en aquel país; precisamente por la difusión de estereotipos y porque supuestamente ridiculizaba al presidente ruso, Vladimir Putin: “No soy refutin o disputin, soy un moderno Rasputin (…). No sonrío a menos que tenga que vender algo” —dice la canción, en la que Williams representa un oligarca ruso.
Para reforzar su intención el video repasa un abanico de tópicos de la cultura rusa, desde la matrioska hasta el vodka Stolichnaya. La composición introduce parte de la conocida melodía de la Danza de los Caballeros, del compositor Sergey Prokofiev, en el ballet de Romeo y Julieta.
Pero ahí no quedó todo. En marzo de 2017, Robbie Williams dijo en tono de broma que quería representar a Rusia en el Festival de Eurovisión, a celebrarse en Kiev y en el que finalmente los rusos no participaron por el veto de los ucranianos a la cantante Yulia Samoylova.
Bien irónico, poco antes de su participación en la inauguración del Mundial, el británico comentó: “Hubiera querido interpretar Party Like a Russian, pero, desgraciadamente, me pidieron no hacerlo”. Tal vez por eso, cuando parecía que la gala inaugural culminaba sin percance con la interpretación de su hit "Rock DJ", Robbie Williams alzó su mano frente a las cámaras de transmisión con el dedo del medio levantado. Señal valorada por algunos como expresión de rebeldía y por otros como un gesto obsceno e irrespetuoso.
La explicación va por la ruta del dinero. El ex Take That disfrutaba de uno de los momentos cumbres en su carrera, gracias a su último álbum de estudio, Heavy Entertainment Show, publicado a través de Columbia Records, subsidiaria de la Sony Music. Y esta, una de las tres grandes discográficas, es patrocinadora y beneficiada con los espectáculos en torno a las copas de fútbol, como abordamos en la entrada “Rusia 2018: ¿dos himnos oficiales?”.
Otra manifestación de estas caricaturas que sobre los rusos se esparce a través de las pantallas, subyace en el popular video de “La Rusa". Un tema que, según me cuenta una amiga, recién estuvo causando furor en las discotecas cubanas.
El contagioso ritmo comenzó a hacerse popular en Panamá en enero del 2018, con motivo de la clasificación de la selección canalera a una Copa Mundial de Fútbol de la FIFA. “Aquí todos somos hermanos, con un mismo sueño llegamos, queríamos ir al mundial y al final lo logramos. Fue mucha la lucha, pero ya estamos listos pa´ Rusia” —dice parte de la canción, escrita por el cantante panameño del género urbano Mr. Saik, a quien se unieron Akim y BK.
Como con otros temas que se venden con baile incluido, “La Rusa” se convirtió en todo un éxito en Centroamérica y el Caribe. Sumado el gran impulso del reto de #LaRusaChallenge. En las redes se hicieron virales los videos con jóvenes bailando y cantando: “Las mujeres haciendo el pasito de la rusa y los manes mandando piquete…”. Todo muy fácil: “brazos arriba, luego manos al pecho, quebradita y listo”.
La producción del videoclip estuvo a cargo de Toño Bonett, quien decidió utilizar el Aeropuerto Marcos A. Gelabert como parte de las locaciones. El audiovisual muestra un sinnúmero de referencias panameñas como El Montuno, la Pollera, los Gunas, Diablos Espejos, Diablos limpios y la camiseta de la selección panameña. Y para hacer guiños con el título, sale una muchacha vestida con el traje típico de Rusia. También se ven a los intérpretes bien abrigados y con unos gorros de piel de oso.
Dado su éxito, la embajada de Rusia en Panamá, en la persona de su embajador Boris Marchuk, “premió” al reguetonero y lo invitó formalmente a participar en la cita. Fue uno de los 50 mil panameños que viajaron hasta allá para apoyar a su equipo que finalmente quedó en el último lugar de su grupo.
Fernando Cabrera Guzmán, Mr. Saik o “El único loco”, nació en República Dominicana, pero de niño se fue a vivir a Panamá, donde se hizo artista urbano y fundó un hogar. Es el autor de otros temas tan banales como “Chupa chupa”, “Saca la rakataca”, “El Choque”, “Muchachita”, “Préndelo”, “Pégate Sexy” y “La Chama”. Con estos dos últimos causó gran polémica en el Viña del Mar 2018.
¿Y entonces, camaradas? Si ellos mismos reproducen esos estereotipos, ¿qué dejar para los demás?
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