Imagen protectora (+Video)

Causa admiración y asombro, como los milagros. No por divino, sino por adivino. Y por su pertinencia, el Día del Trovador Cubano, en medio de la zozobra que causa la pandemia del nuevo coronavirus, nos regalan “Imagen protectora”. Un videoclip que tiene como protagonista una proveedora de fe y un símbolo de cubanía, la Virgen de la Caridad del Cobre. Que recrea una de las mejores interpretaciones de Eduardo Sosa, el presidente del Festival de la Trova Pepe Sánchez, pospuesto como parte de las medidas para proteger al pueblo cubano, y quien acaba de realizar el primer concierto online trasmitido en comunión por el MINCULT y el ICRT.

El audiovisual fue estrenado en las redes sociales y en el canal YouTube del Ministerio de Cultura. Al otro día, en el programa Mediodía en TV, del Canal CubaVisión, fue presentado  por su intérprete y por uno de los realizadores Rudy Mora; el otro, Orlando Lucas Cruzata, se ha ganado la fama de no gustarle salir en cámaras.

Por el programa conocimos, que “Imagen protectora”, forma parte del repertorio de Sosa desde que la estrenó en una serenata en honor a la Patrona de Cuba, realizada en el santuario del Cobre, en Santiago de Cuba, y que se la hizo llegar Santiago Miguel Carnau. Al principio, la acompañaba con la guitarra, pero luego decidió interpretarla a capella. Mora compartió que, teniendo el encargo de realizarle un videoclip al trovador santiaguero, recordó esa interpretación tan personal y que para él fue inspiradora.

“Imagen protectora de mi vida, emblema de pureza y salvación…”. “Hoy protege una vez más a quien te pide…”-dice esta canción compuesta por el también trovador y santiaguero Sindo Garay. Es la pista  que abre el disco Allá voy , de Eduardo Sosa. Una pieza con su propia carga lírica, que no solo defiende con maestría, sino que impregna de una emotividad contagiosa, aun para los ateos.

"Imagen protectora", forma parte del repertorio de Sosa desde que la estrenó en una serenata en honor a la Patrona de Cuba. (Tomada del Twitter de Alexis Triana).

Un corto lleno de simbolismo. La nación significada por personajes a los que se les aparece la Virgen Protectora. Un trovador en plena creación, un campesino afilando la guataca, una joven universitaria que juega con su perro, un viejo militante que repasa sus hazañas hechas diplomas, un par de niños que juegan al son de sus derechos, un bebé que amamanta y su joven madre vestida de negro, una señora que dobla y abraza su bandera, nuestra bandera.

En cada escena, en el fondo y enmarcados, discurren símbolos que completan la representación: partituras de tres de las canciones más emblemáticas de la cubanía (“La Guantanamera” de Joseito Fernández, “La Bella cubana” de José White y “La Bayamesa” de Perucho Figueredo), una pintura de Amelia Peláez, un afiche de la escalinata de la Universidad de La Habana, y una vieja foto de féminas luchadoras, a saber, del Frente Cívico de Mujeres Martianas.

Otros sentidos lo denotan sus gestos. Expresiones diversas, de veneración cotidiana, sorpresa y hasta de cierta inquisición... Y las ofrendas que le hacen, el viejo combatiente, un machete mambí, y los niños, la maqueta de su escuela. El pasado y el futuro la veneran, porque como bien creía Martí, lo esencial es eterno. La virgen es como el alma (ecléctica) de Cuba, es la metáfora central del video. Al inicio de cada viñeta, vemos el rostro de la bella cubana que representa a la Virgen Mambisa y, seguido, los pasos del cantautor. La virgen es inspiración, musa, y también un espíritu que encarna en el trovador, en el creador y continuador de lo creado. En él y en todos los cubanos; o en casi todos, para no ser absoluto, ni romántico.

Muchos de estos significados arropan a la virgen mestiza, como nos legó Don Fernando Ortiz en sus notas “La Virgen Mambisa”. Virgen separatista y antiespañola, que “anduvo por las maniguas patrias”, y “vestía siempre de blanco y azul”. Carlos Manuel de Céspedes —rememoró el investigador— al entrar en Bayamo con las fuerzas liberadoras hizo decir una solemne misa en honor a la Virgen de la Caridad, poniendo bajo su protección al ejército revolucionario. Antonio Maceo, según contaron algunos sacerdotes cubanos, la llevaba sobre su pecho, en un escapulario.

Ya es más que una leyenda que la imagen encontrada en 1612 por tres pescadores que iban en una barca por la bahía oriental de Nipe, que la Patrona de Cuba desde el 10 de mayo de 1916 y coronada personalmente por el papa Juan Pablo II el 24 de enero de 1998 es símbolo y “vínculo de unidad” entre los nacidos aquí. Quien ha visitado su santuario en El Cobre tiene una mejor idea de lo que hablo.

Inevitablemente, ciertas señales, sonoras, visuales y vivenciales, me remiten a otros tres videoclips de autor, de los que hemos comentado en Candil del clip. Me refiero al video de “Mi casa”,  tema de Tony Ávila,   y realizado por Alfredo Ureta; al  realizado por Joseph Ros  de la versión de Eduardo Sosa, Annie Garcés y Luis Franco  de la “La Bayamesa”  co-creada  por  Carlos Manuel de Céspedes, Francisco Castillo Moreno y José Fornaris,  y  la recreación visual de Ángel Alderete de “La Bayamesa” de Sindo Garay ,  interpretada por Beatriz Márquez  y acompañada al piano por Alejandro Falcón.

“No hay manera de ignorar esta maravilla”-con esta presentación compartió el videoclip Israel Rojas Fiel. “Sublime. Sublime.  Sencillamente Sublime. compártanlo y hagámoslo viral que nos lo merecemos... Afectos inalámbricos...”- fue el sentir y la recomendación de Raúl Torres, pocas horas después de su estreno.

Admiración y gozo de dos artistas ante una muestra de buen arte. Realizado por dos de los fundadores del videoclip de autor cubano. Quienes recrean, con sensibilidad y eficacia comunicativa, una interpretación genuina de otro creador, cultivador apasionado de la canción y de la trova, pese a las griterías del mercado. Que dice con humildad: “Siento que no tengo que demostrar nada, solo quiero compartir mis canciones”. Y es consecuente.

Y he aquí, otra pertinencia de "Imagen protectora". Aparecer, como otro bálsamo, y sin escándalos. Como expresión de un artístico tratamiento de nuestros símbolos y esencias. Cuando un provocador, cuyo nombre no quiero acordarme... hace todo lo contrario.