“Pepa” y Farruco generaron titulares por estos días, y no solo en los medios faranduleros. “`Lamento decirles que Farru se retiró´: el reconocido reguetonero conocido como Farruko pidió perdón por sus canciones”, “Farruko se negó a cantar su canción ‘pepas’ durante concierto en Miami”, “Farruko detiene su concierto para pedir perdón y anunciar conversión religiosa”, fueron algunos de ellos. El Capital evacuaba así una mínima parte de su culpa a través de la angustia de unos de sus instrumentos, de uno de sus productos –fetiches.
Los que abarrotaron el FTX Arena de Miami fueron a escuchar en vivo los éxitos de Farruko, sobre todo el más sonado, “Pepa”. Mas, para su sorpresa, cuando comenzó a sonar el background del tema, la estrella del reguetón se negó a cantar la letra y lo que hizo fue confesar su culpa y su angustia.
“Sabe Dios a cuántos de sus hijos les hice daño. Y hoy en día me paro como un varón a decirles que me perdonen como ser humano porque el amor empieza por el perdón”, expresó. “Hoy puedo decir que sí, que lo logré, que me va bien, que he logrado muchas cosas, tengo todo el éxito del mundo materialmente. Tuve la canción número uno del año, el año pasado gracias a Dios, pero les digo algo, yo por las noches lloraba, yo por las noches me sentía vacío, yo siendo el mismo número uno, teniendo los mejores carros, teniendo todo, yo no podía ver a mis hijos”, compartió, mientras una parte del público comenzó a retirarse.
“Iba a vacilar en un concierto de reggaetón y recibí un sermón. $250 para ir a misa del pastor Farruko”, mencionó un seguidor. “Todo eso está bien, pero pagamos por ver a Farru, no a Carlos no sé qué predicando como un pastor”, fue uno de los comentarios más mediáticos. Ante lo que el reguetonero boricua respondió: “Farru se retiró y el que está es Carlos...” y añadió que si al que buscaban era a Farru estaban a tiempo de no ir y que se les podía hacer un reembolso. “Los que vayan y quieran una nueva experiencia de amor son bienvenidos”, comentó Carlos Efrén Reyes Rosado, más conocido por su marca comercial: Farruko.
El tema por el que pedía disculpa y cuyas ganancias (más de 800 millones solo por “streams” combinados a nivel global) no borraron ese vació existencial es su sencillo “Pepas”, lanzado en el verano pasado.
“Viva usted su vida, que yo vivo la mía/ Que solo es una, disfruta el momento/ Que el tiempo se acaba y pa'trás no vira/ Bebiendo, fumando y jodiendo/ Sigo vacilando de party to' los día'”. Así comienza el tema y se introduce el estribillo: “Pepa y agua pa' la seca/To' el mundo en pastilla' en la discoteca”. En clara alusión a las drogas químicas, al éxtaxis, un tipo deanfetamina modificada y conocida también como MDMA (metilendioximetanfetamina). Uno de sus efectos es la deshidratación y el recalentamiento del cuerpo, de ahí la coletilla: “agua pa' la seca”. Por si quedaba duda, el propio Farruko, días después del lanzamiento de “Pepas”, compartió un tweet unos emojis que simbolizan las “pastillas”.
Las “pepas” se han popularizado en estos ambientes de discotecas, al ser un poderoso desinhibidor. Sus consumidores experimentan horas de euforia, sensación de felicidad y extroversión; aunque la "resaca" de esas horas de frenesí se traduce en una abrumadora falta de fluidez de pensamiento, agotamiento físico y mental extremo, más una aplastante sensación de vacío. "Cuando el MDMA se absorbe en el torrente sanguíneo, golpea el cerebro y hace que libere un montón de químicos", explica psiquiatra de adicciones Adam Winstock. "Principalmente la serotonina, pero también las llamadas noradrenalina y dopamina. Esto es lo que da los efectos placenteros".
"Los fanáticos estaban preparados para una canción que les permitiera disfrutar de la música sin ninguna preocupación. "PEPAS" es una celebración de la vida y de la posibilidad de estar bailando juntos donde sea que estemos", comentó Farruko en su momento. También lanzó defensas como estas: “Yo canto lo que veo y lo que se vive allá afuera. No te puedo hablar de Disney World, porque lo que estamos viendo en este tiempo no es a Mickey Mouse tomándose un frozen de cherry (cereza). Lo que estamos viendo son ese tipo de cosas, y con eso es que la gente se identifica”. “La gente necesitaba un ritmo contagioso, alegría, que le cambiara la vibra, y obviamente para que captara la atención, tienes que tener algún tema morboso, y es parte de la receta que llegue al oído mundial, pero más bien la vibra de transmitir el tema”.
Pese a ser a una apología al consumo de drogas, el tema fue “bendecido” por la maquinaria de las imperialistas industrias culturales. Fue el puesto número 1 en cinco listas de Billboard, incluyendo Hot Latin Songs, Hot Dance/ Electronic Song, Latin Digital Song Sales, Latin Streaming Songs, y Dance/Electronic Streaming Songs. También se convertió en un éxito viral en plataformas como REELS y TikTok. Hasta se socializaron challenges con participación de niños. “Pepa” fue versionado por otros conocidos DJ como Diplo, David Guetta, Steve Aoki, Tiesto, Robin Schulz y Benny Benassi. Además, inspiró otros temas como “Hago lo que quiera” de El Chulo y DJ Conds, “quemado” hasta hoy en las festividades en Cuba.
Hasta diez autores participaron en la factura de “Pepas”. Entre ellos, Víctor Cárdenas, ya un experto en encontrar los ritmos más pegadizos dentro de la fusión urban-EDM. De este joven Dj y productor colombiano es uno de los elementos más distintivos del hit, las trompetas; quien recuerde su guaracha electrónica “Baila conmigo”, junto a Dayvi y Kelly Ruiz, comprobará que reutiliza el mismo “gancho”.
De modo que el éxito de “Pepas” responde en parte al hecho de reactivar los significados y la experiencia vivida con aquel tema, otra apología a la diversión y versionado después por Jennifer Lopez. Como es también el resultado de una reacción casi instintiva de amplias masas de consumidores bombardeadas, amaestradas por todos los medios, por todas las estrellas, y desde todos los géneros musicales, por la percusión típica del reguetón, entre otros signos identificativo del género que más ganancias genera en estos tiempos. Fenómeno denunciado por el propio Farruco:
“Cualquiera hoy en día para entrar a los premios Billboard o estar en el programaciones radiales tiene que meter la batería típica del reguetón. El problema es que el reguetón lo aprovecharon los que saben de números, pero no de música. Te pongo un ejemplo, sin menospreciar ni crear controversia: venían Shakira, Enrique Iglesias y Ricky Martin y les ponían un dembow por debajo a lo que ellos hacen, que es pop”. “Eso, reconoció en una entrevista, no es culpa de ellos, ni de nosotros, sino de la gente que estaba moviendo la ficha”.
Esos que “mueven las fichas” son los directivos de las disqueras; en definitiva, los gestores de los gustos musicales y de las evasiones enajenantes, mediadas por las experiencias audiovisuales que promueven y por los “famosos”, sus más efectivos instrumentos.
El videoclip de “Pepas”, realizado bajo la dirección de Mike Ho, vio la luz el 7 de agosto de 2021. Diez días después superaba los 33 millones de reproducciones en YouTube.
La portada en tono azul es de una ciudad caotizada, destruida, como un anuncio del contexto sin ley y sin norma que rodea la compulsión hedónica que se representa. Es como un viaje en el tiempo, la (re)vuelta a un mundo tribal, aludido por la locación y, sucesivamente, por el fuego que va devorando los restos de civilidad e integrándose al gozo, como acrobacias del circo o fuegos artificiales. Como se ha hecho común en estos tipos de videos, el macho siempre en el centro y arriba, rodeado de mujeres con poca ropa, mero objeto-sexual (para planos y encuadres enseñando sus partes más cotizadas), perreando y empastillándose. Desde el inicio mismo, una otra vez, aparece el emojis que identifica a estas drogas sintéticas.
Vale observar la aparición de otros danzantes que se intercalan con la orgía protagonizada por Farruco, se logran ver con una especie de lanza y caretas, pero ataviados de modernidad, por su diseño y colores de neón; desarrollan movimientos psicodélicos en una atmósfera alucinógena, de humo y rayos evanescentes. Esto, junto al uso intencionado de los colores, acentúa el sentido de un traslado a un mundo salvaje e instintivo, conseguido con las drogas.
Pero no, no es el retorno a la naturaleza -anotamos con luz martiana-, sino a un mundo enajenado, condenado a lo artificioso que el Capitalismo ha naturalizado como necesario. Un escape del mundo real y cruel simbolizado en las dos locaciones: un escenario de contenedores industriales y otro como la arena de un circo romano.
La “culpa” de Farruco, con más de 19 millones de seguidores en Instagram, no ha de relacionarse solo con “Pepa”; ni por otro de sus éxitos, “Kreepy Kush”, featuring con el marcosaurio Bad Bunny, otra apología a la drogas, en este caso a dos tipos de cannabis (“Lo' maliantes quieren krippy, krippy, krippy, krippy, krippy/ To'a las babys quieren kush, kush, kush, kush, kush”). Otros de sus himnos al hedonismo, como “Calma”, también reconducen a la evasión de la realidad, mediante la distracción, la desviación a una felicidad ilusoria, facilitada o no por el consumo de estupefacientes, y la internalización de una resignación: no poder cambiar el mundo. Sobre todo, su culpa radica en el abandono de la humildad que predica el cristianismo secular, en fungir como predicador de la religión consumista.
Aunque, para ser más riguroso y justos, la culpa mayor es de su “Padre” y su multimedial teleraña para enajenar a los pueblos. Farruco es un producto del Capitalismo y es el sistema quien debería pedir disculpas.
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