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Instituído para recordar que en igual día, pero en 1865, Ignacio Agramonte desarrolló su Tesis de Grado para recibirse como Licenciado en Derecho Civil y Canónico. Inicialmente se denominó Día del Abogado, por la costumbre de la época de llamar Abogado a todos los juristas. Después del Triunfo de la Revolución pasó a nombrarse Día del Jurista, y finalmente se adoptó la actual denominación: Día del Trabajador Jurídico, título más apropiado y justo pues comprende no sólo a los juristas sino también a todos los trabajadores que les auxilian en sus tareas.